Llevo una semana encerrada en casa. Bueno, encerrada no. Paso más de medio día en casa de Isco, de Dani, a veces de Lucas con Maca pero bueno eso lo hacen solo para que no me quede sola con el marido de Rebeca en su casa.
Hoy estoy en casa de Isco. He decidido retomar la búsqueda de una casa o un piso por aquí, cerca del colegio o lo más cerca posible.
A mi sorpresa, llegan los chicos de entrenar. Lo sé porque solo saben gritar cuando hablan. Y yo, como no puedo moverme mucho y me da mucha pereza levantarme, me quedo en el sofá del salón con el ordenador hasta que lleguen uno a uno a saludarme.
Los cuatro mosqueteros. Dani, Marco, Lucas y, como no, Isco. Primero me saluda mi hermano y se sienta a mi lado seguido de Lucas, que se sienta por el otro lado. Luego viene Marco que me da dos besos, uno muy demasiado cerca de mi comisura, y por último Isco que me abraza y me revuelve el pelo. — Que mejor amigo más cariñoso tengo dios mío —.
- ¿Buscando casa? ¿A dónde te nos vas otra vez? - me dice Lucas preocupado.
- ¿Irme? No dejo a mis niños solos ni aunque me paguen.
- Ohh, que bonito. ¿Entonces no nos vas a dejar solos?
- ¿Pero qué dices? Ustedes me dais igual, a mí los que me importan son mis alumnos no ustedes idiotas - digo riendo.
- ¿En qué momento de esta vida te he dejado de importar? - pregunta Isco ofendido.
- Oh señor Alarcón, no era mi intención ofenderle. ¿Podría usted disculparme?
- No, no podría. Me ha hecho demasiado daño ya. No quiero volver a verle nunca más - dice dramático y limpiándose una lágrima imaginaria.
- ¡Andaa, pero que falso!
- Te has pasado de dramático bro.Al rato comimos entre risas. Una comida agradable, a lo que últimamente me tenían acostumbrada.
En el momento más inesperado alguien tocó la puerta.
- ¡Francisco Román Alarcón Suárez, ábreme la puerta que me he olvidado las llaves! - dijo desde detrás de la puerta.
Isco salió corriendo de la cocina y fue hasta la puerta. Su casa, al ser de 'concepto abierto', podíamos estar en la cocina, el salón o el comedor y ver el recibidor. Y como buenos cotillas que somos las cuatro personas que nos quedamos sentadas, vemos que es Sara la que se asoma por la puerta.
Sara lleva un mes fuera de Madrid grabando una serie que pronto se empezará a emitir en televisión, con lo cuál, es algo importante.
Se quedan uno minutos ahí en la puerta de la casa recibiéndose después de este mes el uno sin el otro y a mi se me cae la baba — Ay dios, quién pudiera tener una relación tan bonita como la que tienes estos dos idiotas. Aunque si no fuera por mí maldita indecisión todo sería más fácil —.
- Ya está bien ¿no?
- Ey bro, que no hemos venido a tu casa a ver cómo te comes a tu novia.
- Eso eso - apoya Dani a Marco.
- Yo es que no tengo escapatoria así que, disfrutad - digo riéndome. Sara se queda sorprendida al escuchar una voz femenina y se gira para verme.
- ¡Hostias Dalia Ceballos! - dice viniendo hasta el sofá - Espérate, ¿a ti que te ha pasado?
- Mala pata, un resbalón, escalones y por último pero no menos importante, niños.
- Oh, vaya - me abraza -. Mira el lado bueno, ahora podemos estar un tiempito juntas nena.
- Verdad, así ya no tengo que aguantar sola a estos imbéciles - dije riendo.
- Gracias cariño - dice Marco a lo que yo le miré sorprendida por el adjetivo.(...)
Hoy me quitan el yeso y después voy a ver una casa no muy lejos de la casa de Isco ya que me convenció para que, así si me pasaba algo algún día, tuviera dónde estar y que no fuera lejos o si simplemente necesitaba compañía.
El entrenamiento es por la tarde así que voy con mi mejor amigo y su novia al hospital.
El trayecto se me hace corto, y es que con ellos me lo paso pipa. Disfruto más el tiempo cuando me lo paso bien.
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Siempre fuiste tú. || Marco Asensio. {Terminada}
FanficWattys 2019. Dalia, una andaluza que vive por Turquía, siempre ha evitado el amor. Hasta que le conoce a él y, de repente, todo tiene otro sentido.