Sí, lo que iba a ser una cena tranquila y amena se ha convertido en una cena agobiante e incómoda.
Ellos no se dan cuenta de que estamos aquí y le ruego a Sara que sea discreta y que por favor no llame la atención ni les diga nada porque os juro ahora mismo que me muero. Primero por ser ellos y segundo por ser ella la loca que esté a mi lado llamando la atención (si lo hiciera, claro).
- Ay, ¿vamos a saludar?
- Ni se te ocurra levantar ni la voz ni el culo porque te juro por Dios que me voy.
- Vale fiera, tranquila. Mensaje captado - dijo entre risas.La cena transcurrió, finalmente, en risas con la que podría denominar como mi mejor amiga (aunque yo prefiero decir que no tengo mejor amiga, que todas son mejores en ciertas cosas y que tampoco podría elegir a una). También es cierto que la inseguridad de pensar que nos hubieran visto me carcomía por dentro pero, claro, si nos hubieran visto seguro que habrían venido a saludar, cosa que no hicieron.
Sara me intentó convencer para que saliéramos un rato a alguna disco o algo pero al final, la que terminó convenciendola a ella fui yo, diciéndole que era tarde que estaba muy cansada. Y bendita la empatía. De repente se empezó a sentir cansada y se terminó quedando en mi casa. Sí, una noche de lo más extraña la verdad.
3:28 a.m.
No puedo dormir. Una pesadilla.5:42 a.m.
No puedo dormir. La misma pesadilla.7:16 a.m.
No puedo dormir. La misma pesadilla.8:05 a.m.
No puedo dormir más. Suena la alarma.Me despierto y apago la alarma que tengo a mi lado. Si os soy sincera, no sé para qué he puesto el despertador a esta hora. Ah, espera, no lo puse yo. Fue la magnífica inquila que tengo, que me roba el móvil y hace lo que quiere.
Me levanto y voy a la cocina. Preparo el café y lo pongo en dos tazas distintas, una para Sara y otra para mí. Cuando la Bella durmiente se levanta le doy los buenos días y le sirvo su deseada tostada junto a la Nocilla, mermelada o mantequilla, lo que ella le quiera poner.
- ¿Se puede saber para qué me has levantado tan temprano? - le digo mientras doy un sorbo a mí café.
- Entrenamiento, chicos, comida, corre - dice mientras le va dando mordiscos a la tostada.
- Vale. Espera, ¿entrenamiento, chicos, comida? Esa combinación no me gusta. Me niego a ir.
- Por favor Dalia. No quiero ir sola. Solo van los chicos y las demás novias y mujeres no han querido ir o tenían cosas que hacer. Porfi porfi porfii.
- Yo también tenía cosas que hacer - le digo mientras me mira extrañada para que le cuente mis planes -. Tía, dormir hasta la hora de comer es un plan perfecto y me lo has chafado. Ahora, por tu maravillosa culpa, tengo que ir a esa cosa.
- Gracias, yo también te quiero.Me duché y me vestí. Una malla negra junto con el símbolo de Nike blanco acompañado de una camiseta blanca y la chaqueta burdeos de la misma marca combinaban a la perfección con mis preciosas Nike M2K Tekno negras. Mi pelo lo recogí en un moño con los típicos pelitos a modo de fleco. Un poco de rímel y lista.
Sara iba más arreglada que yo y por mucho que lo esperéis, no pienso describir todo su atuendo. Lo siento.
Nos montamos en mi coche y pusimos rumbo a Valdebebas y por enésima vez en el mismo lugar, ¿qué nos faltan? Exacto, los pases. Demos gracias a dios porque al segurita le caemos bien y nos conoce porque, siendo otras personas, nos deja en la calle.
Llegamos a las gradas y entre que esto está vacío y hace un frío que te pelas, parece el desierto de noche. Al rato salen todos juntos acompañados del míster. Creo recordar que queda poco para que se acaben los octavos de final de Champions, lo que me recuerda a qué Sergi me invitó a ir a verlos jugar la vuelta a Francia contra el Olimpique de Lyon pero ya hablaré con él más tarde.
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Siempre fuiste tú. || Marco Asensio. {Terminada}
FanficWattys 2019. Dalia, una andaluza que vive por Turquía, siempre ha evitado el amor. Hasta que le conoce a él y, de repente, todo tiene otro sentido.