15ª Manera de Enamorarme.

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"Recuérdame siempre".

— ¿Lo hago hoy? — le pregunté a Sharon jugando con mis dedos.

Ella se mordía las uñas, nos habíamos resignado a sentarnos los dos en el sillón, solo que esta vez era algo más profundo lo que ocurría en él. Teníamos que decir cuando mandaríamos a Steve de vuelta, pero ninguno de los dos queríamos decidir cuándo sería.

— ¿Por qué no pasas una tarde más con él? — tocó mi hombro levemente —, te lo mereces.

— Da igual que me merezca Sharon esto es una gran mierda — me agarre el puente de la nariz —. Estoy a un paso de perder a la persona que amo voluntariamente, lo único que quiero es que se quede...

— Entonces decide tú cuándo hacerlo — se levantó de su asiento y acercándose a la puerta —, pero hazlo.

Subí con pesadez las escaleras, encontrándome con él, estaba leyendo un libro y me vio con una sonrisa cerrándolo y recibiéndome en un abrazo que correspondí.

— ¿Todo bien son Sharon? Salió un poco pensativa — beso mi frente mientras me acurrucaba en sus brazos.

— Ignórala — exclamé —. Yo...te tengo una sorpresa.

— ¿Enserio? — dijo el con curiosidad —. ¿Es algo caro? Por qué si lo es definitivamente no lo aceptaré.

— Podría decirse — mire hacia otro lado, no me sentía cómodo mirándolo directamente. Sentía que de cierta forma me aferraría aún más a él.

Nos quedamos abrazados un momento más, él puso su nariz en mi cabellera y yo quería explotar en llanto. Cree está oportunidad para él, claro que quiero que se quede y seguir con esta realidad de ensueño...pero sería tan egoísta. Le hice una señal con mi cabeza para bajar a mi taller. Una vez ahí sentí que mis latidos incrementaban exponencialmente, quería vomitar de los nervios.

— ¿Estás bien? — Steve puso su mano en mi mejilla —. Te ves pálido, podemos dejar la sorpresa para después.

— Steve, yo... — me digne a verlo. Siempre me gustaron tanto sus ojos celestes, las pequeñas cicatrices en su cara que eran perceptibles solo si se estaba suficientemente cerca, sus cabellos rubios. Entonces todo se aclaró y por primera vez en ese día sonreí sinceramente. Le di un beso en los labios y al separarnos respondí —. Sé cómo puedes volver a tu tiempo.

Sus ojos se abrieron de par en par. Era una mezcla de confusión y más confusión. Probablemente esperara otra respuesta pero debería saber que conmigo nunca se sabe eso. Me acerque a la máquina y le quite la tela que la cubría para después pararme al lado de ella.

— Estuve pensando que ha pasado mucho Steve, me has dado los mejores momentos de mi vida y la única forma para agradecerte que pensé ...era esto.

No respondió. Tenía la boca entreabierta y su mirada estaba enfocada en la máquina, era casi palpable el deseo y la batalla interna dentro de su cabeza. Trago fuertemente y por fin volvió a verme.

— Yo...no sé qué decirte, no te pedí que hicieras esto Tony. ¿Por qué?

— Solo acéptalo, ¿Realmente nunca has considerado el volver? — lo víi de forma condescendiente —. Tus amigos. Tú realidad, Peggy. Una vez me dijiste que darías todo por volver, que es diferente de ahora Steve.

Hubo un largo silencio. Lo ví tomar aire lo suficiente como para que su pecho se hinchará ligeramente y soltarlo suavemente.

— Tienes razón, solo. — se acercó a la máquina y puso su mano en ella —...por qué se siente como un sueño.

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