Capítulo seis

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- ¿Qué fue eso? ¿Qué me pasa? ¿QUÉ DEMONIOS SUCEDIÓ? – acabo gritando después de unos segundos.

Clío se acerca a mí y se sienta junto a mí en el suelo, mira cada parte de mi cuerpo, me analiza con sus profundos océanos.

- ¿Estás bien?

- ¿Estás bromeando? Claro que no estoy bien. ¿Quisieras explicarme QUÉ FUE ESO?

Los oídos me zumban, el corazón parece luchar por salir de mi pecho y mis manos tiemblan. Clío las toma y las presiona brindándome un poco de su calor, como muchas otras veces. Su calidez relaja de a poco mis temblores y de paso ayuda a que mis manos dejen de sentirse como cubos de hielo.

- Te voy a explicar lo que pueda, ¿está bien? El plan era hacerlo dentro de unos días más, pero me temo que no tomé muy en cuenta las advertencias de mi madre. – la miro confundida – Es una larga lista de cosas la que debes saber, pero gran parte de ella requiere que tu padre nos acompañe. Por ahora te explicaré lo que pasó, ¿de acuerdo?

Asiento agradecida por no contarme todo de golpe, por su disposición y por haberme salvado de lo que haya sido esa bestia horrenda.

Me ayuda a levantarme y vamos a la sala de estar para acurrucarnos entre las almohadas y las frazadas. El calor de su abrazo me ayuda a terminar de relajarme.

- Sé que mucho de esto te sonará loco y pensarás que te estoy tomando el pelo pero no es así. – busca la forma de explicarse y lo logra con lentitud – Primero: todos los mitos e historias sobre los dioses griegos son reales, yo misma soy prueba de ello. Soy la hija de uno de ellos, Atenea es mi madre y al momento de mi nacimiento se me otorgaron dones y responsabilidades. Fui nombrada Clío en honor a la diosa, cumpliendo con uno de los mandatos que Zeús dio a la dueña de la tierra que me vio nacer, ahora entenderás de qué hablo. – estira su brazo al librero y me entrega un pequeño libro bastante viejo, con cubierta café y letras doradas – Este libro tiene entre sus páginas las leyendas e historias más sagradas de la tierra que engendró la Luna. Esa tierra, mi hogar, se llama Filikótita. Es simple su significado pero representa la cualidad vital de los que habitan ahí, amabilidad. Ahora, además del nombre, mi madre, como diosa de la sabiduría y la guerra, me heredó sus cualidades y como favor a su amiga, la mismísima Luna, me encomendó la tarea de ser quién protegiese a la próxima Madre Luna. Tú, Artemis, eres la próxima Madre y por ende, eres hija de la Luna.

Y si todo lo anterior me tenía asombrada, emocionada y me sentía privilegiada de estar frente a ella... ahora estoy helada. Me siento mareada, como si flotara en el aire.

- ¿Estás segura de que no bebimos algo y alucinamos todo? – sonríe de lado y niega lentamente con la cabeza.

- Sé que es complicado, pero no soy la indicada para explicarte todo. Ahora, eso que viste es una criatura destructiva, oscura, una bestia nacida de los deseos más bajos y ruines de los seres humanos, le llamamos Apelpisía. Aquí la conocen como Faithless. La llaman así por el sentimiento de soledad y tristeza que dejan en aquellos que atacan, una vez que encuentran a alguien buscan generarle temor y angustia. Cuando descubren tu mayor miedo son capaces de crear en tu cabeza una realidad de pesadilla, te consumen mientras tú luchas contra tu miedo y terminas loco, si eres desafortunado. Muy pocos viven después de eso. Eso fue lo que nos atacó.

- ¿Cómo es que no te hizo algo? – pregunto sorprendida.

- Práctica, entrenamiento y la falta de un miedo real. Llevo un siglo preparándome para mi trabajo, para cuidarte.

- ¿Por qué es hasta ahora que te conozco?

- Porqué estás cerca de tus dieciocho años. Toda la vida he estado pendiente de ti, desde lejos, pero hasta ahora se me ha permitido acercarme.

- ¿Mi padre sabe algo de esto?

- Lo sabe todo.

- ¿Y por qué no me dijo esto jamás?

- Por qué no era el tiempo, Temis. Te prometo que sabrás la historia completa en cuanto llegue el día.    

𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora