- ¿Ya entendiste? – pregunta Clío desde el otro lado del jardín.
- Eso creo.
- Entonces alza las manos. – en cuanto lo hago ella repite la acción y con esa luz que produce forma una esfera brillante – Si no la retienes a la primera, nos quedaremos aquí hasta que lo hagas.
Dicho eso la lanza hacia mí y se revienta al primer contacto en mis manos.
- Otra. – sucede lo mismo – De nuevo. – esta se me resbala literalmente – Eso fue mejor.
- ¿Me repites por qué hacemos esto?
- Porqué mi luz es algo similar a la tuya, si retienes esta serás capaz de empezar a manejar bien la propia. Y no ruedes los ojos.
- ¡Estoy hambrienta!
Mi estómago responde con un rugido. No he comido nada desde que regresé a casa y estando aquí afuera con Clío, dándome lecciones de luz lunar mi hambre ha crecido a niveles nunca antes vistos.
- Pues retén una sola esfera y entraremos a cenar. – pone sus manos en su cintura y me mira tan mandona como solo ella puede.
- ¿Y si pasan horas?
- Te morirás de hambre aquí mismo.
- Agh...
- Usa esa exasperación para lograrlo. Ahí va otra. – lanza y la esfera impacta en mi abdomen haciéndome caer sobre mi trasero en el suelo.
Y lo que esperaba que fuera preocupación resulta ser risas, la rubia está muerta de risa, y hasta pequeñas lágrimas se desprenden de sus ojos.
- Pude haber acabado desintegrada y te ríes. Me parece que eso no es parte de tu trabajo.
- Por supuesto que sí. ¿Qué es de una la vida sin risas? Además, estoy lanzando esferas en mínima potencia, esto es lo máximo que puede sucederte con ellas. – me ofrece su mano y me ayuda a levantarme.
- ¿Cuánto tardaste en aprender a controlarlas?
- A la perfección, unos cinco años.
- ¿Bromeas?
- Nop.
- Deberían considerar otras opciones que no tengan que ver con la luz lunar entonces.
- No exageres, apenas estamos empezando, llevamos aquí 30 minutos.
- Sip, y he fallado durante todo este rato. – tomo su mano y la jalo – Mejor vamos a comer.
- Ah no, no vamos a pararnos en la cocina hasta que lo logres. Las últimas no se han desintegrado. Confío en que estás cerca. – aprieta mis mejillas y se aparta de nuevo.
Sobo mis mejillas y vuelvo a mi posición, esperando que Clío vuelva a lanzarme la esfera. Me guiña un ojo y la esfera viaja en el aire hacia mí, alzo las manos y la atrapo. Ella pega un grito y se acerca mí dando saltos, completamente emocionada. Yo solo observo la esfera, incrédula, pasándola de una mano a la otra.
- ¿No te lo dije? ¡Lo hiciste! – me abraza y la esfera cae al suelo - ¡Eres sorprendente!
- Sorprendente tú que logras milagros al exponerme al hambre. – nos reímos y clava su ojos en los míos.
- Temis...
- ¿Sí?
- Tus ojos están grises...
- ¿Qué?
- Lo que escuchas, están grises. – entonces pasa su vista más arriba y sus labios se separan formando una O – Tal parece que no tiene más sentido que intentes teñir más tu cabello.
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𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟
Fantasia¿Qué pasaría por tu mente si de repente alguien llega a decirte que tu madre es la luna? The Moon's Daughter, una historia que cambia de intensidad a cada capítulo y en ocasiones es engañosa. Lo dice su misma autora. Acompaña a Artemis en esta histo...