Capítulo siete

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Sentada en la cama de Clío, sacudo las rodillas con impaciencia y miro a la rubia arreglarse. Si bien mirarla poniendo en acción su rutina de cuidado personal se ha vuelto una de mis cosas favoritas, hoy no estoy de humor para ello. Necesito respuestas, saber más acerca de eso que se supone Clío me explicó como auténtica verdad. Necesito que mi padre sea quién me explique sobre mi madre.

Por fin la veo colocarse su diadema dorada en sus perfectos rizos y se gira sonriéndome.

- ¿Lista?

- Eso creo. ¡Oh! Espera, tengo algo para ti. – dice corriendo a su enorme clóset.

Sale de ahí con una cajita de cristal con bordes dorados. La luz del sol rebota en ella y me deslumbra. Clío me ofrece la caja sin dejar de sonreír, sin poder dejar de ser sumamente optimista. Recibo la caja y miro de inmediato lo que hay dentro.

- Clío... ¿qué es esto? – pregunto obviamente sorprendida por el contenido - ¿A quién se lo robaste? – sorprendentemente aún puedo bromear.

- No lo robé, o eso creo. Es un regalo de mi parte.

- ¿Por qué?

- Bueno... normalmente las protectoras de las Lunas dan un pequeño obsequio a su protegida cuando se presentan como lo que son así que: Artemis Termens, me presento oficialmente como tu protectora fiel y eterna. Yo, Clío Limnos, hija de Atenea, te prometo que por mi honor te protegeré, enseñaré y guiaré tal y como una hija de Luna merece. Te suplico que aceptes este obsequio como muestra de mi compromiso. Este anillo, cuya piedra fue formada en las profundas aguas del mar Mediterráneo y bendecida por la propia diosa Atenea, ha sido totalmente pensado para ti. Por favor, acéptalo, ¿sí?

De inmediato la abrazo y me dan ganas de llorar.

- No podrían haber puesto persona más linda en mi camino. Gracias, Clío.

*

- Vayan a comprar las palomitas. – dice papá dándome dinero – Y pidan algún dulce que quieran, ahora las alcanzo.

Decidí que el cine era prioridad, cuando llegué a casa y lo vi tan emocionado por salir conmigo e invitar a Clío no pude arruinarle el día. Quiero disfrutar esto antes de hacerlo recordar la muerte de mi madre... ¿o supuesta muerte?

Compramos lo que se supone vamos a necesitar para la función y yo me robo un buen montón de servilletas para usar a modo de pañuelos. Ni siquiera empieza la película y Clío y mi padre acaban con los dulces, yo no he podido probar bocado desde el pacífico desayuno en casa.

Me pregunto cómo es que Clío logra actuar con tanta normalidad después de lo que pasó anoche, ¿cuántas de esas cosas habrá visto antes? ¿Cuántos años habrá pasado acoplándose a los avances de la humanidad y la vida común cuando ella no lo es? La veo hablar de Zeus sabe qué cosa con mi padre y verla sonreír y de tan buen humor me hace poner una pequeña sonrisa en mi rostro, es demasiado adorable.

Ambos se quedan mirándome, me incomodo con el gesto y ataco. Me sorprendo hasta a mí cuando lo hago.

- ¿Ahora qué me ven? – es evidente que algo conmigo está mal.

Jamás en la vida había ocupado ese tono de voz, mucho menos con mi padre. Ahora me siento mal por ello.

- Perdón, no sé... qué me pasa. Creo que tengo baja el azúcar o algo así. – Clío hace una mueca y me ofrece el vaso de soda.

- Descuida, es normal que estés irritable después de lo que pasó anoche. – casi escupo la bebida al escuchar su voz en mi cabeza, no la veo mover los labios - Son los efectos secundarios haber estado en presencia de un faithless.

𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora