CINCO
LA FILA DE ATRÁS
Juro que en este momento me siento como esos chicos atolondrados que se sientan en la fila de atrás de los salones; que no saben qué responder, y solo se confían de lo que dice alguien más.
Estoy perdido, tratando de entender todo lo que Miguel y yo presenciamos hace un rato.
Divago entre lo que ha pasado y podría llegar a pasar, con miedo de morir por el cruel Bermoind antes de que esa supuesta Videncia halle la luz y nos salve, como prometen en el vídeo.
Estoy tan... confundido.
Y sé que Miguel también lo está.
—Oye, A. —Me llama, y no sé si es la décima, la segunda o centésima vez. Sujeta un paquete de galletas vacío, hecho bola en su mano derecha; ha guardado el dispositivo de su padre, pero sé que, como yo, piensa en él. En la carta, en Invisible, el panorama del tercer archivo... Todo—. A.
Vuelvo la cabeza hacia él, con una ceja levantada.
—¿Sí?, ¿qué pasa?
—Me parece bien que... recapitulemos los hechos. —Pausa. No, por favor, quiero decirle. No hagas pausas—. ¿Te parece?
—Sí —digo, de inmediato—. Hagámoslo.
—Está bien —toma aire. Quiero decir que no lo vi, pero su quijada tiembla—. Entonces, la cosa va así: los médicos querían tratar de golpe muchas enfermedades.
—...así que diseñaron una vacuna que solucionaría los problemas —continué.
—...pero en cambio, hizo que no sé, ¿mutaran? —suspiró—. El asunto es que trajo algo peor: Bermoind.
—Y ahora, al parecer tratan de remediarlo y construir un aparato que evite eventos como este. Quizá les haya servido y solo se deban encargar de pocos casos aislados antes de lanzar el proyecto en el que trabajan.
—Sí.
Me mira.
Le veo, y pienso en el niño que murió en el vídeo. Ahora, creo que mi quijada tiembla también.
—Sí.
Pasan pocos minutos. Después, le da vida a la pregunta que temíamos.
—Ahora, ¿qué?
—La verdad no tengo idea. Podríamos enviar una carta pidiendo que se acelere todo o algo mientras ocurre...; cualquier cosa que nos mantenga con vida a todos.
Vida.
Pienso en mi padre, de repente, y con su rostro, en el repentino abrazo de la vez pasada. Si algo le sucedía...
Sin embargo, trato de sonar optimista.
—Es una buena idea —me dice.
—Sí, deberíamos hacerlo. —Tomo el celular y enciendo la pantallita que con un par de toques me muestra el registro de veinte llamadas perdidas de «Papá». A mi lado, Miguel ríe mientras me señala con un dedo.
—Tu papá te va a matar —a lo que respondo, con una brusca mirada. «Lo sé», espeto en silencio, pues no me da oportunidad de que diga ni una sílaba: me arrebata el celular y triunfal, sonríe—. ¡Lo tengo, Ángel! —exclama como lo haría quien no teme a nada.
Yo, me limito a ladear la cabeza.
—¿Qué cosa?
—NageF —abre los ojos con gesto estupefacto. Creo que trata de transmitirme sus emociones a través de las pupilas—. Si logramos contactar a la cuenta de quien maneje o tenga algo que ver con Videncia, podríamos pedir que hagan algo como una... —chasquea los dedos— jornada de vacunación, ¿estaría bien?
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VIDENCIA
Ciencia Ficción«Hola, ciudadano», dijo la voz de la máquina, poco tiempo antes de que el caos se apoderara de las ciudades. Durante años, plagas destruyeron ciudades, el sufrimiento y largas sequías tentaron al peor rostro del hombre. La gente padecía, y parecía...