DOS
NAGEF, RED SOCIAL
Han pasado un par de horas y aún medito lo que papá dijo en un intento de entenderlo, porque no tiene ningún sentido. Estoy recostado sobre la cama y papá, en la habitación siguiente; como cada cierto día del mes, le oigo llorar a través de las paredes y el simple sonido me hace revolver el estómago al punto de darme arcadas. Preferiría no escuchar el leve murmullo dolido.
La pantalla del celular me encandila, pero es la única distracción que obtengo para poder acallar el llanto de él. Algo es mejor que nada, me digo.
A eso de medianoche por fin se calma y suspiro de alivio al saber que podrá descansar de la ya inútil angustia que mamá ha dejado en él, más arraigada de lo que me gustaría, pues debo admitir que también me duele demasiado después de tanto.
Leo atento cada post que se pone en la pantalla principal de en una de las redes sociales más importantes de la actualidad, «NageF», Nación Genios Futuros; página nacida cinco años atrás, en la que se publica cada uno de los avances a que la ciencia ha logrado conseguir. Es impresionante la sección de «videojuegos», donde usualmente paso horas recorriendo cada uno de los interminables títulos. El lugar incluso amenaza con quitarle el puesto a Facebook en popularidad a pesar del poco tiempo que lleva, pero es que en este lapso, ahora la ciencia lo mueve casi todo: hay ciencia en las casas, en las calles y de seguro que pronto irá más allá.
En NageF se organizan eventos a escala mundial: puedes subir tus propios descubrimientos, siempre respaldados de suficientes pruebas para constatarlos y aceptarlos en la web; puedes compartir y comentar tu posición respecto a los temas de los otros o en algún debate organizado por especialistas. Además, hay foros que te permiten interactuar con el resto de los usuarios. La gente les llama clubes, pues se organizan esos nichos de acuerdo con las preferencias de cada quién. Me encuentro al menos en veinte de tecnología y planetas, siendo este último mi preferido por mucho.
Pero quiero hacer algo diferente, y embargado por las sensaciones que el impacto de escuchar la historia de papá tienen en mí, decido ir a la sección de «Actualidad: Mundo Rojo». He escuchado que ahí se muestran los principales informes de enfermedades, epidemias, catástrofes... En fin, el lado oscuro de todo.
La parte peligrosa de esto.
Debato con mi yo interno si es buena idea enfrentarme a lo que aquello tiene para mí, temeroso de que vaya más allá de una simple mujer que murió, tras convulsionar, y con ese pensamiento, me adentro en el oscuro corredor de la verdad.
Un letrero rojo se pone de cabeza, ocupando todo el espacio posible: ALERTA, dice. Alzo una ceja, curioso. Continúo leyendo:
«ALERTA, CÓDIGO ROJO». Es la noticia más vista, y eso que ha sido publicada hace un par de meses, al norte de Europa.
«Una nueva emergencia se ha confirmado. La enfermedad de Bermoind aún se mantiene en el continente, con la esperanza de que no se esparza por el resto del mundo. Según los estudios más recientes, liderados por un equipo de trescientas personas en la que se encuentra la participación de doctores y destacados científicos y biólogos alertados por la posible complejidad de la situación, se puede dar una cercana predicción del comportamiento del virus que recibe su nombre por la primer víctima fatal de la que se tiene conocimiento. [...]»
Adjuntas, vienen un par de imágenes. En una se encuentran los miembros de la junta encargada del caso, y en la segunda, la estructura más reciente del virus, subida una semana atrás. Eso quiere decir que el problema aún no se ha resuelto en su totalidad.
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VIDENCIA
Ciencia Ficción«Hola, ciudadano», dijo la voz de la máquina, poco tiempo antes de que el caos se apoderara de las ciudades. Durante años, plagas destruyeron ciudades, el sufrimiento y largas sequías tentaron al peor rostro del hombre. La gente padecía, y parecía...