M
i cabeza está palpitando cuando Vivienne me despierta.
Salta sobre mi cama, quitando la colcha y haciendo crujir
la estructura. Presiono un cojín sobre mi cara y me
acurruco hacia un lado, tratando de ignorarla y seguir durmiendo sin soñar.
—Despierta, dormilona —dice, tirando de las sábanas—. Vamos a ir
al centro comercial.
Hago un ruido estrangulado y la desestimo.
—¡Arriba! —ordena, saltando de nuevo.
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—No —gimo, metiéndome más en lo que queda de sábanas—. Tengo
que practicar para el torneo.
Vivi deja de saltar, y me doy cuenta que ya no es verdad. No tengo que
luchar. Excepto que tontamente le dije a Cardan que nunca renunciaría.
Lo que me hace recordar el río, los nixies y Taryn.
Cómo ella tenía razón y yo estaba magnífica y excesivamente
equivocada.
—Te compraré café cuando lleguemos allí, café con chocolate y nata
montada. —Vivi es incansable—. Vamos, Taryn está esperando.
Medio me tambaleo fuera de la cama. En pie, me rasco la cadera y me
quedo mirando. Ella me da una de sus más encantadoras sonrisas y veo
como mi molestia desaparece sin quererlo. Vivi suele ser egoísta, pero es tan
alegre sobre ello y tan alentadora del egoísmo en otros que es fácil pasárselo
bien con ella.
Me visto deprisa en las ropas modernas que guardo en el fondo de mi
armario: vaqueros y un jersey viejo grisáceo con una estrella negra en él y
un par de Converse altos plateado brillante. Pongo mi cabello en un gorro
tejido torcido y cuando echo un vistazo a mí misma en el espejo de cuerpo
entero (esculpido de tal forma que parezca tener un par de faunos
indecentes a cada lado del cristal, mirando lascivamente), una persona
diferente me está mirando de vuelta.
Quizá la persona que hubiera sido si hubiera crecido como una
humana.
Quienquiera que ella sea.
Cuando éramos pequeñas, hablábamos sobre volver al mundo
humano todo el tiempo. Vivi seguía diciendo que si ella aprendía un poco
más de magia, seríamos capaces de ir. Encontraríamos una mansión
abandonada, y ella encantaría a los pájaros para que cuidaran de nosotras.
Nos comprarían pizza y caramelos, e iríamos al colegio solo cuando nos
apeteciera.
Para cuando Vivi aprendió cómo viajar allí, sin embargo, la realidad
se había inmiscuido en nuestros planes. Resulta que los pájaros no pueden
comprar pizza realmente, ni siquiera estando encantados. 57
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klohiyfud
FantasiPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...