resiono el borde del cuchillo contra su piel para que pueda
sentirlo. Sus ojos negros se enfocan en mí con nueva
intensidad.
—¿Por qué? —Es lo único que pregunta.
Nunca antes había sentido un subidón tan victorioso. Tengo que
concentrarme para que no se me suba a la cabeza.
—Porque tu suerte es pésima y la mía es genial. Haz lo que digo y me
controlaré en mi deseo de herirte.
—¿Planeas derramar más sangre real hoy? —espeta, moviéndose
como para alejar el cuchillo. Me muevo con él, manteniéndolo contra su
garganta. Sigue hablando—. ¿Te sentías excluida de la masacre?
—Estás borracho —digo.
—Oh, eso es cierto. —Reclina su cabeza contra la piedra, cerrando los
ojos. La luz de las antorchas cercanas hace que su cabello se vea bronce—.
Pero, ¿realmente crees que permitiré que me exhibas frente al general, como
si fuera un simple?
Presiono más el cuchillo. Respira hondo y se ahorra el final de la frase.
—Por supuesto —dice un instante después, riéndose de forma
burlona—. Estaba como una cuba mientras mi familia era asesinada; no se
puede caer más bajo que eso.
—Deja de hablar —le digo, ignorando todo destello de compasión. Él
nunca tuvo nada de eso hacia mí—. Muévete.
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¿O qué? —pregunta, con los ojos aún cerrados—. Realmente no me
vas a apuñalar.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a tu querido amigo Valerian? —
susurro—. No fue hoy, a pesar del insulto implícito de su ausencia. ¿Acaso
no te lo preguntaste?
Abre sus ojos. Pareciera que lo desperté de una bofetada.
—Es cierto, me lo pregunté. ¿Dónde está?
—Pudriéndose junto a los establos de Madoc. Lo maté y luego lo
enterré. Así que mejor que me creas cuando te amenazo. Sin importar lo
extraño que parezca, eres la persona más importante de todo el reino. Quien
sea que te tenga, tendrá poder. Y quiero poder.
—Supongo que al final sí tenías razón. —Estudia mi rostro, el suyo
inescrutable—. Supongo que nunca supe de cuánto eras capaz.
Intento no dejarle saber que su calma me pone los pelos de punta. Me
hace sentir como si el cuchillo en mi mano, el cual debería darme la
autoridad, no fuera suficiente. Me hace querer herirlo sólo para
convencerme de que sí puede asustarse. Acaba de perder a toda su familia;
no debería estar pensando así.
Pero no puedo evitar pensar que él explotará cualquier simpatía de mi
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klohiyfud
FantasyPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...