A
sistir a las clases es más difícil que nunca. Por un lado, estoy
enferma, mi cuerpo lucha contra los efectos de la fruta y los
venenos que estoy tragando a la fuerza. Por otro, estoy
cansada de entrenar con Madoc y con La Corte de las Sombras de Dain.
Madoc me da rompecabezas: doce caballeros duendes para asaltar una
fortaleza, nueve de la Aristocracia sin entrenamiento para defender a una,
y luego pregunta por mis respuestas cada noche después de la cena. La
Cucaracha me ordena que practique moverme entre la multitud de
cortesanos sin que lo noten, escuchar a hurtadillas sin parecer interesada.
La Bomba me enseña a encontrar el punto débil en un edificio, el punto de
presión en un cuerpo. El Fantasma me enseña cómo colgar de las vigas y
no ser vista, a alinear un tiro con una ballesta, a estabilizar mis manos
temblorosas.
Me envían a dos misiones más para obtener información. Primero,
robo una carta dirigida a Elowyn del escritorio de un caballero en el palacio.
La siguiente vez, uso la ropa de una novia hada y camino a través de una
fiesta a las recámaras privadas de la encantadora Taracand, una de las
consortes del príncipe Balekin, donde tomo un anillo de un escritorio. En
ninguno de los casos, se me permite saber la importancia de lo que robé.
Asisto a las clases junto a Cardan, Nicasia, Valerian y todos los niños
de la Aristocracia que se rieron de mi humillación. No les doy la satisfacción
de retirarme, pero desde el incidente con la fruta de las hadas, ya no hay
más peleas. Espero mi tiempo. Solo puedo suponer que están haciendo lo
mismo. No soy tan tonta como para pensar que hemos terminado el uno con
el otro.
Locke continúa su coqueteo. Se sienta con Taryn y conmigo cuando
tomamos nuestro almuerzo, extendidos sobre una manta, mirando la puesta
de sol. De vez en cuando me acompaña a casa a través del bosque,
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deteniéndose para besarme cerca de un bosquecillo de abetos justo antes
de la finca de Madoc. Solo espero que no pruebe la amargura del venenoen
mis labios.
No entiendo por qué me quiere, pero es emocionante ser querida.
Taryn tampoco parece entenderlo. Mira a Locke con sospecha. Tal vez
ya que estoy preocupada por su misterioso amante, es apropiado que ella
parezca igualmente preocupada por el mío.
—¿Te estás divirtiendo? —Escucho a Nicasia preguntarle a Locke una
vez, mientras él se une a ellos para una clase—. Cardan no te perdonará por
lo que estás haciendo con ella.
Me detengo, incapaz de pasar sin escuchar su respuesta.
Pero Locke solo se ríe.
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klohiyfud
FantasyPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...