H
e contado esta historia erróneamente. Hay cosas que
realmente debería haber dicho sobre crecer en la Tierra de
las Hadas. Las dejé fuera de la historia, mayormente porque
soy una cobarde. Ni siquiera me gusta permitirme a mí misma pensar sobre
ellas. Pero tal vez conocer unos pocos detalles relevantes sobre mi pasado
hará que cobre más sentido porqué soy como soy. Cómo el miedo se me filtró
hasta la médula. Cómo aprendí a fingir para alejarlo.
Así que aquí hay tres cosas que debería haberte contado antes sobre
mí misma, pero no lo hice:
1. Cuando tenía nueve años, uno de los guardias de Madoc 48
me arrancó la punta del dedo anular de la mano izquierda.
Estábamos afuera, y cuando grité, me empujó lo bastante fuerte
para que mi cabeza se estampara en un poste de madera de los
establos. Entonces me hizo levantarme y quedarme allí parada
mientras él masticaba el trozo que había arrancado. Me dijo
exactamente lo mucho que odiaba a los mortales. Sangré mucho;
no pensarías que tanta sangre sale de un dedo. Cuando terminó,
me explicó que mejor mantenía en secreto lo que había sucedido,
porque si no, se comería el resto de mí. Así que, obviamente, no le
conté a nadie. Hasta ahora, cuando te lo estoy contando a ti.
2. Cuando tenía once, me encontraron ocultándome bajo la
mesa de banquetes en una de las fiestas por un miembro
particularmente aburrido de la Aristocracia. Me sacó arrastrando
por un pie, pataleando y agitándome. No creo que él supiera quién
era yo... al menos, me digo a mí misma que no lo sabía. Pero me
obligó a beber, así que bebí: el vino verde pasto de las hadas
deslizándose por mi garganta como néctar. Él me hizo bailar
alrededor de la colina. Fue divertido al principio, la clase de
diversión aterradora que la mitad del tiempo te hace chillar que te
bajen y sentir mareada y enferma el resto. Pero cuando la diversión
se desvaneció y seguí sin poder parar, fue solo aterrador. Sin
embargo, resultó que mi temor era igualmente divertido para él.
La princesa Elowyn me encontró al final de la fiesta, vomitando y
llorando. No me preguntó ni una cosa sobre cómo había terminado
así, solo me entregó a Oriana como si fuera una chaqueta
extraviada. Nunca le contamos a Madoc al respecto. ¿Cuál habría
sido el punto? Todos los que me vieron probablemente pensaron
que estaba pasando un rato grandioso.
3. Cuando tenía catorce y Oak tenía cuatro, me hizo un
encantamiento. No lo hizo intencionalmente... bueno, al menos
realmente no comprendía por qué no debería hacerlo. Yo no
llevaba puesto ningún talismán protector porque acababa desalir
de bañarme. Oak no deseaba ir a la cama. Me dijo que jugara a las
muñecas con él, así que jugamos. Me ordenó que lo persiguiera,
así que jugamos al corre-que-te-alcanzo por los pasillos. Entonces
descubrió que podía hacer que me abofeteara yo misma, lo que era
muy divertido. Tatterfell nos encontró horas después, dio un buen
vistazo a mis mejillas enrojecidas y las lágrimas en mis ojos y
entonces corrió por Oriana. Durante semanas, un Oak risueño 49
intentó encantarme para que le consiguiera dulces o lo levantara
por encima de mi cabeza o escupiera en la mesa de la cena.
Aunque nunca funcionó, aunque yo llevaba una tira de bayas de
serbal a todos lados después de eso, me esforcé mucho durante
meses para no derribarlo a golpes. Oriana nunca me ha perdonado
por esa contención; ella cree que el no vengarme entonces significa
que planeo vengarme en el futuro.
He aquí por qué no me gustan estas historias: recalcan que soy
vulnerable. Sin importar lo cuidadosa que soy, eventualmente daré un paso
en falso. Soy débil. Soy frágil. Soy mortal.
Odio la mayoría de ellas.
Incluso si, por algún milagro, pudiera ser mejor que ellos, nunca seré
una de ellos.
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klohiyfud
FantasiaPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...