E
sa noche, el Fantasma me enseña a trepar alturas mucho
mayores que el descanso donde Taryn y yo nos quedamos la
última vez. Escalamos todo el camino hasta el techo arriba del
gran salón y nos apoyamos en las grandes columnas de madera. Están
envueltas con raíces de árbol, que a veces se enredan en forma de jaula, a
veces en balcones, y a veces en lo que parecen cuerdas flojas. Debajo de
nosotros, las preparaciones para la coronación siguen. Terciopelo azul y
manteles de tela dorada con adornos en plata son estirados, cada uno
decorado con la cresta de la Casa de Zarza verde, un árbol de flores, espinas,
y raíces.
—¿Crees que las cosas mejorarán después de que el Príncipe Dain se
convierta Rey Supremo? —pregunto.
El Fantasma me da una vaga sonrisa y sacude la cabeza tristemente.
—Las cosas serán como siempre son —me dice—. Sólo que más.
No entiendo lo que quiere decir, pero es una respuesta bastante
extensa por lo que sé que no sacaré mucho más de él. Pienso en el cuerpo
de Valerian debajo de mi cama. Los mágicos no se descomponen de la misma
forma que los mortales. A veces los cuerpos se cubren de musgo, o florecen
hongos en ellos. He oído historias de cómo los campos de batalla se
convierten en colinas verdes. Desearía poder volver para descubrir que se
ha vuelto abono, pero dudo que tenga esa suerte.
No debería estar pensando en su cuerpo; debería estar pensando en
él. Debería preocuparme por más que por ser atrapada.
Caminamos entre vigas y raíces, sin que nos vean, saltando alta y
silenciosamente sobre las multitudes de sirvientes atareados. Me vuelvo
hacia el Fantasma, viendo su rostro calmado y la forma experta con la que
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apoya cada pie. Intento hacer lo mismo. Intento no usar mi mano dolorida
más que para equilibrarme. Parece notarlo, pero no pregunta. Tal vez ya
sepa lo que ocurrió.
—Ahora esperamos —dice, mientras nos acomodamos en una viga
pesada.
—¿Por algo en particular? —pregunto.
—He recibido información de que un mensajero está viniendo desde
la propiedad de Balekin, disfrazado de sirviente del Rey Supremo —dice—.
Vamos a matarlo antes de que entre en la vivienda real.
El Fantasma lo dice sin ninguna emoción. Me pregunto por cuánto
tiempo ha trabajado para Dain. Me pregunto si Dain le ha pedido alguna vez
que atravesara un cuchillo por su mano, si los prueba a todos de esa forma,
o si eso fue algo especial, sólo para mortales.
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klohiyfud
FantasyPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...