Los otros dos miembros de la compañía de espías de Dain
también tienen alias. Está el hada delgado y guapo que parece
al menos parte humano, quien me guiña un ojo y me dice que
lo llame el Fantasma. Tiene el cabello color arena, lo que es normal para un
mortal, pero inusual para un hada y orejas que llegan a unas muy sutiles
puntas.
La otra es una pequeña y delicada chica, su piel es de color marrón
moteado como una cierva, su cabello es una nube blanca alrededor de su
cabeza y tiene un par de diminutas alas gris azuladas de mariposa en su
espalda. Tiene al menos algo de duendecillo en ella, sino es mejor decir algo
de diablillo.
La reconozco ahora del baile de la luna llena del Rey Supremo. Ella es
quien robó el cinturón al ogro, junto con sus armas y bolsa.
—Soy la Bomba —dice ella—. Me gusta explotar cosas.
Asiento con la cabeza. Es el tipo de cosas contundentes que no espero
que digan las hadas, pero estoy acostumbrada a estar cerca de las hadas de
la Corte con su etiqueta barroca. No estoy acostumbrada a las hadas
solitarias. No sé cómo hablar con ellos.
—Entonces, ¿solo son ustedes tres?
—Cuatro ahora —dice la Cucaracha—. Nos aseguramos de que el
Príncipe Dain se mantenga vivo y bien informado sobre las actividades de la
Corte. Robamos, nos escabullimos y engañamos para asegurar su
coronación. Y cuando él sea rey, robaremos, nos escabulliremos y
engañaremos para asegurarnos de que se quede en el trono.
126
Asiento. Después de ver cómo es Balekin, yo también quiero a Dain
en el trono más que nunca. Madoc estará a su lado, y si puedo ser lo
suficientemente útil, tal vez ellos me quiten de encima el resto de la Nobleza.
—Puedes hacer dos cosas que el resto de nosotros no podemos —dice
la Cucaracha—. Uno, puedes mezclarte entre los sirvientes humanos. Dos,
puedes moverte entre la Aristocracia. Vamos a enseñarte algunos otros
trucos. Entonces, hasta que obtengas otra misión directamente del príncipe,
tu trabajo es el que yo te indique.
Asiento. Esperaba algo así.
—No siempre puedo escaparme. Hoy me salté las clases, pero no
puedo hacerlo todo el tiempo o alguien se dará cuenta y preguntará dónde
estuve. Y Madoc espera que cene con él, con Oriana y el resto de la familia
alrededor de la medianoche.
La Cucaracha mira al Fantasma y se encoge de hombros.
—Este es siempre el problema de infiltrarse en la Corte. Un montón
de etiqueta haciéndonos perder el tiempo. ¿Cuándo puedes escaparte?
—Podría escabullirme después de la hora en la que se supone debo
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klohiyfud
FantasiPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...