Untitled Part 14

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Los otros dos miembros de la compañía de espías de Dain

también tienen alias. Está el hada delgado y guapo que parece

al menos parte humano, quien me guiña un ojo y me dice que

lo llame el Fantasma. Tiene el cabello color arena, lo que es normal para un

mortal, pero inusual para un hada y orejas que llegan a unas muy sutiles

puntas.

La otra es una pequeña y delicada chica, su piel es de color marrón

moteado como una cierva, su cabello es una nube blanca alrededor de su

cabeza y tiene un par de diminutas alas gris azuladas de mariposa en su

espalda. Tiene al menos algo de duendecillo en ella, sino es mejor decir algo

de diablillo.

La reconozco ahora del baile de la luna llena del Rey Supremo. Ella es

quien robó el cinturón al ogro, junto con sus armas y bolsa.

—Soy la Bomba —dice ella—. Me gusta explotar cosas.

Asiento con la cabeza. Es el tipo de cosas contundentes que no espero

que digan las hadas, pero estoy acostumbrada a estar cerca de las hadas de

la Corte con su etiqueta barroca. No estoy acostumbrada a las hadas

solitarias. No sé cómo hablar con ellos.

—Entonces, ¿solo son ustedes tres?

—Cuatro ahora —dice la Cucaracha—. Nos aseguramos de que el

Príncipe Dain se mantenga vivo y bien informado sobre las actividades de la

Corte. Robamos, nos escabullimos y engañamos para asegurar su

coronación. Y cuando él sea rey, robaremos, nos escabulliremos y

engañaremos para asegurarnos de que se quede en el trono.

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Asiento. Después de ver cómo es Balekin, yo también quiero a Dain

en el trono más que nunca. Madoc estará a su lado, y si puedo ser lo

suficientemente útil, tal vez ellos me quiten de encima el resto de la Nobleza.

—Puedes hacer dos cosas que el resto de nosotros no podemos —dice

la Cucaracha—. Uno, puedes mezclarte entre los sirvientes humanos. Dos,

puedes moverte entre la Aristocracia. Vamos a enseñarte algunos otros

trucos. Entonces, hasta que obtengas otra misión directamente del príncipe,

tu trabajo es el que yo te indique.

Asiento. Esperaba algo así.

—No siempre puedo escaparme. Hoy me salté las clases, pero no

puedo hacerlo todo el tiempo o alguien se dará cuenta y preguntará dónde

estuve. Y Madoc espera que cene con él, con Oriana y el resto de la familia

alrededor de la medianoche.

La Cucaracha mira al Fantasma y se encoge de hombros.

—Este es siempre el problema de infiltrarse en la Corte. Un montón

de etiqueta haciéndonos perder el tiempo. ¿Cuándo puedes escaparte?

—Podría escabullirme después de la hora en la que se supone debo

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