M
e despierto atontada. Lloré hasta dormir y ahora mis ojos
están hinchados y rojos, mi cabeza palpitando. La noche
anterior se siente como una febril y terrible pesadilla. No
parece posible que entrara a hurtadillas en la casa de Balekin y robara a
una de sus sirvientas. Parece incluso menos posible que ella prefiriera
ahogarse que vivir con los recuerdos de la Tierra de las Hadas. Mientras
bebo té de hinojo y me pongo una camisola, Gnarbone viene a mi puerta.
—Disculpe —dice con una corta reverencia—. Jude debe venir de
inmediato
Tatterfell lo despide con un ademán.
—No está lista para ver a nadie en este momento. La enviaré abajo
cuando esté vestida.
—El Príncipe Dain la espera abajo en el salón del General Madoc. Me
ordenó que la buscara y que no me importara el estado de desnudez en que
se encontrara. Dijo que la cargara si tuviera que hacerlo. —Gnarbone parece
contrito por tener que decir eso, pero está claro que ninguno de nosotros
puede negarse al Príncipe Heredero.
Un pavor helado se enrolla en mi estómago. ¿Cómo no pensé que él
de toda la gente, con sus espías, descubriría lo que había hecho? Me limpio
las manos contra mi camiseta de terciopelo. A pesar de su orden, mepongo
unos pantalones y botas antes de ir. Nadie me detiene. Ya estoy lo bastante
vulnerable; conservaré la dignidad que pueda.
El Príncipe Dain está de pie cerca de la ventana, detrás del escritorio
de Madoc. Su espalda está hacia mí y mi mirada va automáticamente a la
espada colgando de su cinturón, visible debajo de su pesado manto de lana.
No se gira cuando entro.
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—Me he equivocado —digo. Me alegra que permanezca donde está. Es
más fácil hablar cuando no me está mirando—. Y me arrepentiré de todas
las formas
Se da la vuelta, su rostro lleno de una ira salvaje que de pronto me
hace ver su semejanza con Cardan. Su mano baja con fuerza sobre el
escritorio de Madoc, meciendo todo lo que hay encima.
—¿No te he puesto a mi servicio y dado una gran bendición? ¿No te
prometí un lugar en mi Corte? Y sin embargo y sin embargo, usas lo que
te enseñé para poner en peligro mis planes.
Mi mirada baja al suelo. Él tiene el poder para hacerme lo que sea.
Cualquier cosa. Ni siquiera Madoc podría detenerlo, ni creo que lo
intentaría. Y no solamente lo he desobedecido, he declarado mi lealtad a
algo completamente separado de él. He ayudado a una joven mortal. He
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klohiyfud
FantasyPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...