L
a modista llega temprano a la tarde siguiente, una hada de
dedos largos llamada Brambleweft. Sus pies están hacia atrás,
dándole un andar extraño. Sus ojos son como los de una cabra,
marrón con una línea horizontal de negro justo en el centro. Ella viste un
ejemplo de su trabajo, un vestido tejido con líneas de espinas bordadasque
hacen un patrón a rayas a lo largo de él.
Trajo sus rollos de tela, algunas de dorado rígido, una que cambia de
color como alas de escarabajo iridiscente. Además de eso, nos cuenta, hay
una seda de araña tan fina que podría haber entrado por el ojo de una aguja
tres veces y lo suficientemente fuerte como para ser cortada con unas tijeras
de plata mágicas que nunca pierden su filo. La tela violeta atravesada con
oro y plata es tan brillante que parece como si
tenía ni idea. Y me odiaría aún más si supiera que lo había visto arrodillado,
golpeado por un sirviente humano. Un mortal, por un poco más de
humillación, una dosis extra de ira.
—Jude —dice Oriana, y me doy cuenta que he estado mirando hacia
la ventana y la luz que se desvanece.
—¿Sí? —Muestro una sonrisa brillante y falsa.
Taryn y Vivienne comienzan a reír.
—¿Y en qué estás pensando con una expresión soñadora como esa en
tu cara? —pregunta Oriana, lo que hace que Vivi se ría de nuevo. Taryn no,
probablemente porque piensa que soy idiota.
Niego con la cabeza, esperando no haberme quedado con la cara roja.
—No, no fue nada de eso. Yo solo no sé. No importa. ¿De qué
estábamos hablando?
—La costurera desea medirte primero —dice Oriana—. Ya que eres la
más joven.
Miro a Brambleweft, que sostiene una cuerda entre sus manos. Subo
a la caja que ha puesto delante de ella, extendiendo los brazos. Soy una
buena hija hoy. Voy a conseguir un bonito vestido. Bailaré en la coronación
del Príncipe Dain hasta que mis pies sangren.
—No frunzas el ceño —dice la costurera. Antes de que pueda
balbucear mis disculpas, ella continúa con la voz baja—. Me dijeron que
cosiera este vestido con bolsillos que puedan ocultar armas, venenos y otras
necesidades menores. Nos aseguraremos de que se haga mientras sigues
mostrando tus grandes atributos.
Casi me tropiezo con la caja, estoy tan sorprendida.
—Eso es maravilloso —susurro, sabiendo que no debía darle las
gracias. Las hadas no creen en rechazar la gratitud con unas pocas
palabras. Creen en las deudas y los negocios, y la persona con la que se
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klohiyfud
FantasyPor supuesto que quiero ser como ellos. Son hermosos como cuchillas forjadas en algún fuego divino. Vivirán para siempre. Y Cardan es aún más hermoso que el resto. Lo odio más que a todos los demás. Lo odio tanto que a veces cuando lo miro, apenas p...