Untitled Part 15

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L

a modista llega temprano a la tarde siguiente, una hada de

dedos largos llamada Brambleweft. Sus pies están hacia atrás,

dándole un andar extraño. Sus ojos son como los de una cabra,

marrón con una línea horizontal de negro justo en el centro. Ella viste un

ejemplo de su trabajo, un vestido tejido con líneas de espinas bordadasque

hacen un patrón a rayas a lo largo de él.

Trajo sus rollos de tela, algunas de dorado rígido, una que cambia de

color como alas de escarabajo iridiscente. Además de eso, nos cuenta, hay

una seda de araña tan fina que podría haber entrado por el ojo de una aguja

tres veces y lo suficientemente fuerte como para ser cortada con unas tijeras

de plata mágicas que nunca pierden su filo. La tela violeta atravesada con

oro y plata es tan brillante que parece como si

tenía ni idea. Y me odiaría aún más si supiera que lo había visto arrodillado,

golpeado por un sirviente humano. Un mortal, por un poco más de

humillación, una dosis extra de ira.

—Jude —dice Oriana, y me doy cuenta que he estado mirando hacia

la ventana y la luz que se desvanece.

—¿Sí? —Muestro una sonrisa brillante y falsa.

Taryn y Vivienne comienzan a reír.

—¿Y en qué estás pensando con una expresión soñadora como esa en

tu cara? —pregunta Oriana, lo que hace que Vivi se ría de nuevo. Taryn no,

probablemente porque piensa que soy idiota.

Niego con la cabeza, esperando no haberme quedado con la cara roja.

—No, no fue nada de eso. Yo solo no sé. No importa. ¿De qué

estábamos hablando?

—La costurera desea medirte primero —dice Oriana—. Ya que eres la

más joven.

Miro a Brambleweft, que sostiene una cuerda entre sus manos. Subo

a la caja que ha puesto delante de ella, extendiendo los brazos. Soy una

buena hija hoy. Voy a conseguir un bonito vestido. Bailaré en la coronación

del Príncipe Dain hasta que mis pies sangren.

—No frunzas el ceño —dice la costurera. Antes de que pueda

balbucear mis disculpas, ella continúa con la voz baja—. Me dijeron que

cosiera este vestido con bolsillos que puedan ocultar armas, venenos y otras

necesidades menores. Nos aseguraremos de que se haga mientras sigues

mostrando tus grandes atributos.

Casi me tropiezo con la caja, estoy tan sorprendida.

—Eso es maravilloso —susurro, sabiendo que no debía darle las

gracias. Las hadas no creen en rechazar la gratitud con unas pocas

palabras. Creen en las deudas y los negocios, y la persona con la que se

klohiyfudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora