17. Acepto

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— No, no y no— Repitió Seokjin por enésima vez en el día — No quiero ir a un bar o acitas a ciegas, ni a ningún prostíbulo, ni a conocer a tus amigas o primas, ni a una noche de chicos. ¡No!

— ¿Y a los bolos? — intentó una vez más Minsook.

— No

— ¿A bailar? — continuó Hyunsoo

— Que no.

— ¿Y a...?

— ¡Ya basta!

 Seokjin iba a entrar a la cocina, pero Minsook lo detuvo.

— No, tu basta ¿Crees que lo hacemos solo por molestar? Te vez pálido, con ojeras, te saltas comidas. Solo nos preocupamos por ti. Siquiera sé algo agradecido y ve a casa a dormir.

— Es que, entiendan debo cuidar a...

— Taehyung, lo sé.

— Es mi hermano.

— Lo sabemos, pero haces demasiado.

— Tengo que hacerlo, entiendan. Necesitamos el dinero y yo soy toda la familia que le queda, necesita de mí. Es un distraído, necesita que le recuerden las cosas, que le den de comer, ayuda con algunas tareas, paciencia, aún necesita aprender a cocinar. Es un niño, es mi hermanito. He hecho todo por él y lo seguiré haciendo, me seguiré desvelando y seguiré teniendo dos trabajos, porque es algo necesario. Lo es hasta que sea un buen hombre y pueda valerse por sí mismo. Y así lo haré ¿saben por qué? Porque somos familia y somos lo único que tenemos, él es lo único que tengo. Así que... volveré al trabajo — Seokjin entró a la cocina.

— Quita esa cara, sabíamos que terminaría así.

— Lo sé— Minsook concluyó la conversación.

Taehyung permanecía callado, escondido por las puertas de los baños. Había olvidado sus llaves en la mañana y fue al trabajo de su hermano a pedir prestadas las suyas. Sin querer había escuchado todo. Algo se retorció en su interior y no precisamente eran parásitos ¿Era culpa? Seokjin había hecho tanto por él y lo único que él hacía era ser un mocoso malcriado que ni siquiera podía hacer bien la única cosa que hermano le pedía. Salió de su escondite y se paró enfrente de la barra.

— Hola Taehyung.

— Hola Minsook, olvide mis llaves ¿podría pasar a la cocina para pedirle las suyas a Jin?

— Claro, pasa — Tae pasó a la cocina y vio a su hermano de espaldas.

—Jin

— Taehyung ¿Qué haces aquí?

— Olvidé mis llaves ¿me prestas las tuyas?

— Claro, puedes tomarlas de mi casillero, ya sabes la clave. 

 Jin, al no escuchar respuesta o ruido alguno, se giró e inmediatamente recibió un abrazo de su hermanito, cosa que lo sorprendió.

— Te quiero Hyung.

— Yo a ti mocoso . 

seguido de esto Tae salió rápido del lugar dejando a Jin con una ligera y tierna sonrisa. Taehyung salió decidido de la cafetería con llaves en mano. 

Un par de minutos después la campana ubicada en la entrada volvió a sonar y por la puerta se pudo ver pasar a un moreno y alto profesor, que después de inspeccionar un poco el lugar con la mirada, se dirigió a una mesa del rincón, en la cual descansaba un señor de edad avanzada con una humeante taza de café frente a él y un periódico del día entre sus manos.

— Señor Kang, Buenas tardes.

—¡Namjoon! ¿Terminaste hoy con el trabajo? — saludó el anciano al joven mientras este tomaba asiento frente a él.

— Si, hoy fue uno de esos días tranquilos.

— y ¿Cómo te fue con...? — En ese momento Namjoon dejó de escuchar, ya que, al girar su mirada a la barra, se encontró can la razón de que ahora visitara al señor Kang con más frecuencia.

 Ahí estaba, el chico alto y castaño que siempre lograba captar su atención, con su mismo cabello un poco desordenado, ojeras y la misma sonrisa que forma cada que atiende a algún cliente. Había algo en él que hacía que Namjoon se pudiera perder del mundo con solo mirarlo, le parecía alguien tan enigmático e interesante.

Un golpe en la cabeza hizo que Nam despertara torpemente de su trance y redirigiera su mirada al lugar de donde vino el golpe. El señor Kang lo había golpeado con su periódico tal como un estricto dueño con un desobediente perro.

—¿ Auch? — exclamó confundido.

— Ya estoy harto, sabes que eres como un hijo para mí, pero ahora siempre que vienes lo único que haces es observar a ese chico.

— Yo no...

— ¿Por qué no simplemente te levantas a saludarlo? Nunca le has dicho ni una sola palabra.

—No yo... yo no... lo que quiero decir es que...—titubeaba torpemente — No... no creo que ahora sea un buen momento — se levantó de su silla — eTngo que irme yo... me esperan en casa y... ya sabe, hasta luego señor Kang — se despidió antes de salir apresuradamente de la cafetería.

— Se queja de los adolescentes y él parece una colegiala — murmuró el señor Kang antes de tomar un sorbo de café

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—Entonces... repítelo otra vez – dijo Jungkook por tercera vez. Desde hace quince minutos Taehyung trataba de explicarle algo que el pobre muchacho no terminaba de comprender.

— Eres tan lindo como distraído ¿no?

—¡¿Qué?!

— Mira, me refiero a que tú me ayudes a estudiar para ser un buen alumno y tener buenas calificaciones.

— sí, eso lo entiendo.

— ¿Entonces qué no entiendes?

— Lo otro, dijiste que ibas a ayudarme a... ¿qué?

— A que entres al club de música.

— ¿Por qué?

— Bueno, yo te estoy pidiendo algo, y creí que yo podría regresarte el favor de alguna forma, quiero ayudarte a dejar de ser tan tímido. 

En ese momento algo tintineó dentro de Jungkook. ¿acaso era esta su oportunidad? Sus oídos se hicieron sordos, dejó de escuchar todo lo que el castaño frente a él le decía, solo podía verlo ahí frente a él, se veía a él mismo reflejado en sus pupilas, entonces lo supo; con Taehyung estaría bien. 

—... o puedo darte un chocolate o pedirle a mi hermano que te prepare un bufet, tú amas su comida y yo.

— Acepto.

— ¿Qué?

— Yo te ayudaré a ti, si tú me ayudas a mí.

—¡Te adoro! 

 Tae impulsivamente se lanzó a abrazar a Kook, quien después de estar un momento congelado, le regresó tiernamente el abrazo. Ya había olvidado la última vez que había abrazado a alguien así, pero si era Taehyung, algo le decía que todo estaría bien.



Editado: 05-Junio-2020

Editado: 15- Enero - 2023

Lluvia de cerezos (Taekook-Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora