Camila podría haberse apartado en cualquier momento. La capitana no la agarró de golpe, lo había hecho con suma lentitud. Era una mujer a quien le gustaba saborear el momento. Una mujer que incitaba con sensualidad. Y desde que su mano la aferró por la nuca, la abrumó la emoción.
Pese a su rápida respuesta, Camila no creía que pudiera moverse. O, a lo mejor, no quería hacerlo. Lady Annette le había explicado muy sonrojada ese aspecto de la vida, pero nunca habría imaginado nada parecido a eso…
Con la suave caricia de esos labios sobre los suyos, Camila se sentía obnubilada. El corazón se le había desbocado y las mariposas que poco antes aletearon en su estómago le habían provocado un torbellino de emociones. De repente se dio cuenta de las cálidas manos que tenía en las mejillas, acariciándola, lo que quería decir… ¡que se había apoyado en ella por propia voluntad! ¡Qué locura!
Intentó echarse hacia atrás para apartar sus labios. Por un breve instante se sintió casi frustrada cuando ella se lo permitió. Abrió los ojos y la vio sonreír. Eso fue lo único que vio, ya que no pudo apartar los ojos de su boca, esa boca que le había provocado una miríada de sensaciones, sorprendentes y placenteras.
Maravillada, se tocó los labios.
--¿Por qué ha hecho eso?. Susurró sin aliento.
La miró a los ojos antes de que ella contestara. Craso error. Esa mujer era demasiado atractiva con esa expresión, con esa mirada tierna y con esa sonrisa encantadora en los labios. ¿Le hacía gracia su pregunta?
La capitana enarcó una ceja antes de preguntar:
--¿No buscaba una protectora? Voy a llevarme una tremenda decepción si me contesta que no.
No parecía decepcionada. De hecho, parecía muy segura y contenta, como si estuviera bromeando con ella. Por supuesto que había ido en busca de una protectora. Su padre sería esa protección. ¿Se le escapaba algo de lo que ella acababa de decir? ¿Se estaba refiriendo la capitana a otra cosa? ¿¡Cómo iba a pensar con ella tan cerca!?
--Sí pero… dijo.
La capitana volvió a besarla, pero con mucha más pasión. Con ese beso, Camila alcanzó nuevas cotas de excitación, ya que las emociones que le había provocado antes regresaron con más fuerzas y tuvo que aferrarse a sus hombros para no caerse. La capitana le rodeó la espalda son un brazo y la pegó a ella. Sus labios se apoderaron de los suyos, invadiéndole la boca con la lengua y arrasando su inocencia con esa exploración. Con la mano libre comenzó a acariciarle la pierna.
El jadeo de Camila se perdió en su boca. ¡Por Dios! ¿Qué estaba haciendo?
--¡Pare!
La apartó de un empujón, jadeante por la falta de aliento y desequilibrada, ya que no podía aferrarse a ella. No daba crédito a lo que le había permitido hacer, ¡a lo ella misma había hecho!
La capitana la miraba con expresión suspicaz.
--No me importa el coqueteo siempre y cuando las dos tengamos claro en qué va a terminar.
Camila no tenía ni idea de qué la estaba acusando, pero recuperó la suficiente cordura para replicar con sequedad:
--No sé muy bien qué se ha creído, pero ha cometido un error.
La capitana se apoyó en la puerta, golpeándola con fuerza.
--No lo dice en serio.
La miró en busca de una respuesta. Camila no necesitó decir nada más. Su mirada acusatoria basto para convencerla de que hablaba en serio. Sin embargo, en vez de disculparse, la capitana soltó un juramento y se acercó a ella. Camila se tensó al punto. Era muy alta e intimidante para estar tan cerca de ella con esa expresión tan furiosa en el rostro.
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Las reglas de la pasión - Camren
FanficCamila Farmer vive con su excéntrico tío en Londres, donde disfruta de unos privilegios y una educación dignos de una princesa. En vísperas de su presentación en sociedad, descubre un secreto acerca de sus orígenes. ¿De verdad es la princesa perdida...