Capítulo 41

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Camila estaba segura de que Lauren no se habría detenido en la puerta de los aposentos de su madre si no la hubiera reprendido de antemano por ser una maleducada. Sin embargo, se volvió hacia Helga y dijo:

—El rey está bien y han logrado controlar el ataque con rapidez. Me necesitan en la ciudad, pero traeré a su hija en otra ocasión.

Una vez en la planta baja, Camila vio que el trineo ya estaba listo y que los cinco hombres de Lauren ya estaban a caballo, preparados para seguirlos.

Lauren la llevó al trineo, subió y

después de pegarla bien a su costado la cubrió con unas cuantas mantas.

Tan pronto como el trineo se puso en marcha, ella le preguntó:

—¿Los rebeldes han demostrado más osadía de la que imaginabas?

—Esto no tiene nada que ver. El nieto del rey, Austin, ¿lo recuerdas? El hombre que te resultó tan simpático en la fiesta, pues resulta que le han dado una paliza brutal.

—¿El fue quien organizó el ataque al palacio?

—No, algunos de sus hombres estaban furiosos por la paliza y sospechaban que o bien fui yo o

fue el rey quien la ordenó. Anoche lograron llegar hasta el patio de las murallas. Eran muy pocos, pero los suficientes como para trepar por la muralla trasera con la ayuda de todo aquel dispuesto a unirse a ellos. Puesto que no había amanecido, creyeron que podrían atravesar el patio sin llamar la atención, los veinte, y entrar en el palacio antes de que se percataran de su presencia.

Imbéciles. No llegaron a bajar de la muralla.

—Estás enfadada porque no estabas presente, ¿verdad?

—No. Siempre que dejo el palacio lo hago con la certeza de que puede ocurrir un ataque. Y, cada vez que lo hago, doblo la seguridad. Así que estaba segura de que si alguien cometía la estupidez de intentar algo sería un fracaso. Y así ha sido. Estoy furiosa porque esto me parece un

intento desesperado, provocado por tu tutor. ¡Ha estado a punto de matar al heredero de los Mahone!

—Ignoras si ha sido él —le recordó ella con incomodidad.

—Por supuesto que ha sido él. Nadie más se habría atrevido a hacerlo.

—Si estás en lo cierto, eso demuestra que Austin no es el responsable. Poppie lo habría matado si hubiera llegado a esa conclusión.

—Ya te he dicho que nunca he creído que Austin estuviera involucrado en el rapto. En aquel entonces era un niño y, aunque ahora sea un hombre, posee una gran dosis de confianza en sí mismo y siempre va de frente. No es de los que utiliza espías y asesinos. Más bien es de los que pagaría a unos cuantos mercenarios para iniciar una revolución. —Lauren sonrió de forma amenazadora—. O de los que organizaría un ataque directo como el de la pasada noche. No, todavía hay muchos Mahone con vida, capaces de haber ordenado la muerte de la princesa.

Camila intentó señalar la parte buena de la situación.

—Bueno, ha sido un ataque frustrado. A lo mejor después de esto los rebeldes ya no te acosan más.

—O tal vez creen un ejército de verdad, ahora que Alejandro ha movido ficha... en su detrimento.

Camila no dijo que tal vez fuera positivo, porque el rey por fin se vería obligado a tomar medidas contra esa rama de su familia que tanto odiaba. Su propia vida, la de Camila, se había visto afectada por su renuencia a actuar antes. En cambio, preguntó:

Las reglas de la pasión - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora