Mi Cuerpo, Mi Maldición | Terminada

〖Cap.16〗

«Toma un respiro, mírate al espejo
¿No te gustas?
Porque a mí me gustas»
Try - Colbie Caillat

Holden Collins

¿Es el momento o la persona? Esta pregunta causa gran cantidad de comentarios en modo de debate. Pero, hoy logré encontrar la respuesta: la persona. ¿Cómo es posible que hacer algo tan simple puede parecer increíble con alguien? Realmente, no es necesario un gran momento planeado o que conlleve mucho dinero, la persona con la que estás es quien hace la diferencia.

     Hoy fue un día totalmente distinto a lo que suelo hacer. Hoy fui a un asilo junto a Madeline y Chloe. Podría llegar a sonar aburrido, pero en realidad lo pasé genial. Claro, no hay que dejar a un lado, la deliciosa repostería que comimos en dicho lugar.

     Sin embargo, el tono pálido en el rostro de Chloe cambio todo. Ella quería irse así que me retiré del alegre lugar junto a la chica. Quise ofrecerme para llevarla a casa, pero ella se negó. Sabía perfectamente que Chloe se sentía mal, pero también sabía que ella rechazaría todo tipo de apoyo de mi parte, así que tan solo la dejé ir a su hogar.

Cuando quedé solo, me dirigí al centro de bolos de la ciudad, un pequeño lugar en donde se puede pasar un buen tiempo con amigos y justamente, eso planeaba hacer, ya que hace algunas horas quedamos en vernos allí.

     Al llegar pedimos algo de comer en la barra de comida del lugar. Luego de eso, cada uno toma una bola de boliche y por turnos, comenzamos a lanzarlas por la pista hasta llegar a los bolos.

     La pasábamos increíble, a pesar de que mi puntería fuera bastante mala, por eso me llevé varios abucheos, en forma de diversión, por parte de mis amigos. Cuando nos encontrábamos cansados, quisimos tomar un tiempo para poder hablar mientras disfrutábamos de la deliciosa comida chatarra en nuestros platos.

—Ya debo irme, pero antes tengo que decir que —dice Louis, uno de mis mejores amigos, haciendo una pausa innecesaria para luego posar su mirada en mí—. Holden, debes mejorar la puntería, por favor.

     —Mejor vete —respondo riendo. 

     De camino a casa, los pensamientos rodando en mi cabeza no me dejaban en paz. Ya era de noche, pero el hecho de no saber cómo estaba Chloe era algo que me tenía mal y algo preocupado. Intenté hacer algunas llamadas, pero todas fueran ignoradas.

     —Mamá, volveré algo tarde. Tengo que hacer algo —informo a mi madre quien está al otro lado del teléfono y por suerte, ella acaba aceptando.

     Sé que no soy el padre de Chloe, ni mucho menos su niñero, ella tiene casi mi misma edad solo por la diferencia de algunos meses. Pero, presiento que algo malo sucedió.

     Luego de haber avanzado por varias calles, finalmente, llego a mi destino. El edificio de Chloe. Hablo con la recepcionista del lugar para que me deje entrar y cuando lo logro, ingreso al elevador en donde marco el piso en donde se halla su hogar.

     Era tarde y temía que, al tocar la puerta, su padre apareciera frente a mí. Pero, eso nunca ocurrió, quien me dio la bienvenida fue Matthew, el amable ayudante de la familia Brown.

     —¡Buenas noches, Matthew! ¿Está Chloe? —pregunto cuando él abre la puerta.

     —No sabría decirte, Holden. Acabo de llegar al departamento y creo que no hay nadie —dice dejándome entrar—. Puedes tocar su puerta.

     Hago caso a sus palabras y me dirijo a su habitación. Toco la entrada repetidas veces, pero nadie responde a mi llamado.

     —Déjame entrar —indica—. Me preocupa que no esté.