〖Cap.24〗

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«Solo quiero amar mi cuerpo
como tu amas mi cuerpo»
Body - Julia Michaels

Realmente es extraño saber que los próximos meses los pasarás fuera de casa, sin comunicación alguna y rodeada de personas con tus mismas dificultades. Y esto se vuelve aún más insólito si te lo dicen un día antes de que esto ocurra.

     Después de que mi padre llegara de su reunión importante, fui solicitada por mis padres en su habitación, en donde me dijeron sus planes para mi recuperación. Estos consistían en enviarme los siguientes meses a una casa de recuperación, allí continuaría con mis estudios de forma virtual y una vez que estuviera mejor, seguiría yendo al hospital de forma casual para mi chequeo.

     Aquella noticia fue chocante y mentiría si digo que ya acabé de procesarla. La verdad, es terrorífico irme a un lugar que no conozco, con personas ajenas a mi grupo de conocidos, pero no tengo otra opción. Intentaré ser optimista ante todo esto, aunque resulte algo complicado.

     Desde que me enteré, envié un mensaje a Holden, al menos quería poder despedirme de él y contarle la verdad. Él insistió en invitarme a su casa para poder ver una película y yo acepté su propuesta.


Con mi habitación llena de cajas y mi armario vacío, salí del departamento en busca de un taxi para ir a la casa de Holden. Llevaba una falda negra, una blusa blanca y un largo abrigo de color marrón. Además, mis pies estaban cubiertos por un par de botas de cuero negro y en mi cabeza relucía una linda boina francesa en tono oscuro.

     En un principio tuve la intensión de ir al edificio de Holden, pero una idea atravesó mi mente y resultó imposible ignorarla. Le di al conductor del taxi una nueva dirección y él cambió de calle de forma inmediata. Así fue como acabé en la cafetería de la señora Madeline. Hace mucho no la veo.

     —¡Te desapareciste por semanas, cariño! —dice la señora recibiéndome con los brazos abiertos—. Estás muy delgadita, ¿quieres algo de comer? —comenta con cariño.

     —Extrañé venir a este lugar —menciono—. Solo vine a comprar un postre.

     Mientras Madeline preparaba el postre hablamos sobre mis últimos meses y su evidente desastre. Ella tendía a hacer muecas de preocupación constantemente, ante el relato de mi historia. Finalmente, comprendió lo que me había sucedido y después de entregarme mi pedido, me deseó la mejor de las suertes y bendiciones en mi recuperación. Ambas nos despedimos con un abrazo y una gran sonrisa.

     Nuevamente, tomé otro taxi para llegar al edificio del chico de cabello ondulado, y una vez allí, bajé del vehículo e ingresé al lugar en donde tomo el ascensor.

     Con nervios toco la puerta del departamento de Holden y a los pocos segundos, él me recibe con una gran sonrisa.

     —Les traje esto a tus padres y a ti —menciono y le doy un delicioso postre de fresas y crema—. Es de la cafetería de Madeline.

     —No tenías que traer nada —insiste él—. Pasa —indica haciendo un gesto—. Mis padres no están, así que no tendrás que enfrentarlos —responde riendo.

     —¿Enfrentarlos? Ellos son un encanto.

     —Dejaré esto en la cocina, si quieres puedes ir a mi habitación —comenta él algo nervioso.

     Camino hacia el pasillo en donde creo que está la habitación de Holden y me asombro una vez en su entrada.

     —¿Muy colorido? —pregunta riendo.

     —Me gusta, es muy distinto al mío.

     Él me indica que entre e incluso me enseña algunas de las cosas que hay en su habitación; videojuegos, luces que cambian de color e incluso, un sillón bastante cómodo.

Mi Cuerpo, Mi Maldición | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora