〖Cap.23〗

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«Toma un pedazo de mi corazón
Y hazlo todo tuyo
Así cuando estemos separados
Nunca estarás solo»
Never be alone - Shawn Mendes

El transcurso de los siguientes días en el pueblo es prácticamente imposible de contar. Noches y días pasaban sin yo enterarme de su presencia.

     La idea inicial era que las vacaciones invernarles tardaran algunas semanas más, sin embargo, luego de mi hospitalización mi madre insistió en volver a la ciudad y mi padre aceptó tal propuesta, ya que el caso judicial que llevaba en este lugar, había concluido.

     Faltaban pocas horas para abandonar este bello pueblo de Canadá, y eso me dejaba en un estado de tristeza completa. El hecho de volver a la ciudad no me alegraba en ningún sentido, no deseaba volver al lugar en donde todo comenzó. Además, el principal motivo por el cual volveremos a Winnipeg, es para iniciar mi recuperación, algo que me hace temer, ya que subir de peso es algo que llevo evitando hace meses.

     Mi salida del hospital ocurrió ayer en la mañana, desde allí, Matthew está más preocupado por mí, me lleva comida hasta mi habitación y se asegura de que la termine de comer. Siempre dejo el plato limpio, aunque esto lo hago simplemente para que él se sienta bien, ya que cuando me deja sola lo vomito, me resulta imposible no hacerlo, es una necesidad de mi cuerpo y eso me tiende a preocupar.


Dejando a un lado mi actual realidad, Noah y yo quedamos en vernos para despedirnos. Esto podría llegar a ser algo triste, pero no esta vez, ya que no perderemos el contacto como sucedió años atrás, el intercambiar números es algo que nos lo facilitará.

     Así fue como después de ponerme mi acogedor suéter de lana, salí de mi hogar teniendo como único destino el bosque que se halla a un costado de nuestras cabañas, ya que allí estaría Noah esperándome.

     De camino al lugar, me coloco los guantes que tomé de mi habitación antes de salir y después de un par de pasos, llego al lugar indicado por mi amigo. Seguir esta dirección no fue algo, realmente difícil, ya que aquella dirección no era una simple casualidad. El lugar elegido por Noah, fue el último lugar en donde estuvimos juntos antes de separarnos por los siguientes años.

     —¿Recuerdas este lugar? —dice Noah sentado en un antiguo banco de madera frente a un tronco de árbol.

     —Jamás lo olvidaría —exclamo con una pequeña sonrisa. Él me hace un gesto para que me acerque y observe con detenimiento las pequeñas manos pintadas que yacen en el tronco del árbol de roble.

     —Siéndote sincero, no volví a venir a este lugar desde que nos separamos —susurra él y suelta una sutil risa.

     —Eso es —digo y sonrío—. ¿Tierno?

     —¡Cállate! —menciona de inmediato—. Nos vamos a escribir, ¿cierto?

     —Por supuesto.

     —Chloe —dice con el mismo tono en su voz que utilizó cuando me fue a visitar al hospital. Llena de sentimientos—. Quizás volví a llegar a tu vida un poco tarde, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. Si necesitas hablar con alguien, aquí me tienes. Incluso, si quieres escapar de la ciudad, eres bienvenida en mi casa —menciona con cierta dulzura.

     —Lo sé —exclamo y me acerco a él para poder abrazarlo—. ¡Gracias, Noah!

     —Creo que ya te tienes que ir —menciona mi amigo al escuchar la grave voz de Matthew llamándome a lo lejos.

     —¿No tienes algún escondite para escapar? —pregunto y él ríe.

     —Lastimosamente, no.

Mi Cuerpo, Mi Maldición | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora