〖Cap.20〗

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«Cuantas veces nunca amé
A la persona en el espejo»
21 - Lola

     Mis planes para el día de hoy serían simples, pero bastante emocionantes a mí parecer. Desde la mañana, tomé una de las carrozas que llevan al pueblo y una vez en él, saqué del bolsillo de mi pantalón de cuadros, una lista. Tiendo a ser muy organizada, por ende, los apuntes siempre me acompañan.

El primer punto indicaba ir a la pastelería del pueblo. Caminé por unas cuantas calles para poder llegar y mientras lo hacía, prestaba especial atención a todos los detalles del lugar. Un pueblo pequeño compuesto principalmente de cabañas y pinos, tiendas pequeñas y dulce aroma a leña. Era el lugar perfecto para aquellos amantes de lo acogedor.

Abro la puerta de madera que tiende a rechinar y una dulce señora de tez negra se asoma por el mostrador, reluciendo su típica sonrisa y cabello rizado perfecto. Era Elizabeth, la famosa pastelera del pueblo.

—¿Acaso estoy alucinando? —cuestiona, llevando sus manos a ambos lados de su cabeza—. ¿Chloe?

—¡Volví! —respondo con felicidad. Ella se acerca a mí y me recibe con un asfixiante abrazo.

—¿Qué haces aquí? —pregunta ella y me invita a tomar asiento—. Hace mucho tiempo no te veo. Estás hermosa. Cambiaste bastante, pero tu linda mirada no fue víctima del pasar de los años, por lo que veo.

—Volvimos para pasar vacaciones —respondo con una pequeña sonrisa—. Extrañaba mucho este lugar —susurro viendo todo lo que me rodea—. Eli, tengo una pregunta.

—Dime, sin pena.

—¿Van a hacer el concurso de pastelería navideña este año? —digo finalmente con los dedos cruzados, en señal de esperanza.

—Por supuesto que sí, ¿vas a participar? —menciona ella emocionada.

—Me gustaría hacerlo.

—Toma uno de los folletos que hay sobre aquella mesa —indica, señalando una pequeña mesa de madera con varios documentos sobre ella—. Allí encontrarás la información sobre el concurso, además, vienen los espacios que deberás llenar para poder participar.

—¡Gracias, Eli!

—Será un placer tenerte como participante, seguramente ganarás. Tienes un talento innato.

Me despido de ella con un abrazo y me retiro del lugar de delicioso aroma. Observo mi lista, la cual indica que el próximo lugar que tendré que visitar será una tienda de ropa. Camino vagamente por las aceras del lugar, en busca de ropa a mi gusto. Por suerte, luego de algunos minutos, logro encontrar un lindo suéter de lana en color blanco y una linda falda completamente negra.

Antes de irme a casa, decido pasar a la farmacia. Saludo amablemente a las chicas que trabajan en el lugar y subo a la balanza. Inserto un par de monedas y con firmeza, espero a que un pequeño papelito con el resultado final, salga de un hoyo en la máquina.

Cuando esto ocurre, tomo el trozo de papel y lo meto en el bolso que llevo, ya que no me agrada ver este tipo de información frente a otras personas. Necesito siempre tener mi debida privacidad.

Tomo otro transporte llevado por caballos y una vez en mi acogedora cabaña, tomo un lapicero de la sala de estar y subo con prisa las escaleras de la casa.

—Hagamos esto —susurro con emoción. Ciertamente, los nervios me intentan detener, sin embargo, los ignoro. Entrar a este concurso de pasteles ha sido mi sueño desde pequeña.

Cada navidad, cuando estábamos de vacaciones en este maravilloso pueblo, le pedía a Matthew que me llevara y él siempre accedía. Pasábamos largas horas observando con entusiasmo el trabajo de aquellos pasteleros. Todos creaban mezclas a gran velocidad, decoraban con creatividad y precisión, pero lo mejor era ver el rostro de todos, cuando la cuenta regresiva acababa y debían dejar todo. Cada uno de ellos resplandecía de orgullo y estallaban en lágrimas cuando su pastel quedaba como ganador del cupcake de oro, un pequeño trofeo brillante en forma de dicho postre. Un completo sueño para muchos.

Mi Cuerpo, Mi Maldición | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora