Chapitre:Diciannove.

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El cielo era gris, las gotas de lluvia caían sobre el montón de tierra recién paleada.

-Y Dios dijo. "Dejad que crean en mi. Soy salvación para todos vuestros hijos"

La voz eran tan lejana, Gerald estaba en un estado de shok. Aún no creía que su madre había muerto.

Elena había sido encontrada con una sobredosis dentro de una casa abandonada con un hombre en estado crítico a su lado.

Gerald estaba sola, no había amigos, ni familia. Sólo ella, un pastor y su madre enterrada.

-Siento mucho tu perdida.

-Si... Gracias.

Dijo sin quitar la mirada de la tierra, el pastor se fue antes de que la lluvia fuera más fuerte.

Una semana había pasado cuando salió de casa de los Malek. Dos días después le daban el aviso de que madre estaba muerta.

-Estoy sola.-Dijo acercándose al puño de tierra.-Me dejaste sola.

Y se echo a llorar llena de dolor, la lluvia se había intensificado. El cabello lo teni pegado a su cuerpo, los labios los tenía de un tono morado.

Parecía que el cielo lloraba ante la perdida de Gerald. Bruno estaba de viaje y no quería molestar a nadie.

Como pudo, pidió ayuda y pudo pagar el sepulcro y la caja. No había flores ni nada, el pastor se había ofrecido a dar un rezo por Elena.

-Ya no tengo nada.-Dijo dolida.-Absolutamente todo lo que tenía eras tú y te me vas.

La lluvia la había mojado toda, su vestido de flores y sus tenis blancos estaban sucios.

Se puso de pies cuando creyó que fue suficiente llorarle, miro al cielo y se sintió bien. Se sintió libre. Dormiría tranquila, por fin después de tanto tiempo.

Se comenzó a reír a carcajadas, porque a pesar de que sentía dolor. También felicidad y alegría.

Sonrió una vez más y camino sobre el pasto y la lluvia.

Abrazandose a sí misma, camino bajo la Intesa lluvia. Sus tenis hacían un extraño ruido a cada paso.

Un carro se detuvo a lado de ella.

-Pecas.

Gerald se detuvo, no quería ser mal educada.

-Hola.

Dijo con desgano.

-¿A donde vas con este diluvio?

-A... ¿Mi casa?

-Espera, dejame llevarte.

Nach se giró y tomó un paraguas gris, abrió la puerta junto a la sombrilla y la ayudo a Gerald a entrar.

-No es necesario.

-Tranquila, no pasa nada.

-Voy a ensuciar tu sillón.

-Solo es agua.

-No importa.-Dijo Nach.-Entonces... ¿A tu casa?

Gerald no quería estar sola, Bruno no estaría ahí y ella probablemente se derrumbaria a llorar.

-Nach... ¿Aún tienes ese departamento?

-Claro... Recuerdo que te gustaba mucho la vista.

-¿Podemos... Ir?.

-Por supuesto.

Gerald se coloco el cinturón de seguridad y Nach se puso en marcha, en un silencio tan triste.

NENA DE PAPI. (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora