Chapitre: Ventinove

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Tic... Toc... Tic... Toc.

Una hora más una botella menos, me duele la piel, meduele hasta el alma.

Bebò de mi vaso y me revuelvo el cabello, sentada en medio de mi cama en ropa interior. Recojo mi cajetilla de cigarros y enciendo uno.

Enciendo mi tabaco y me pierdo en el fuego que fluye de mi encendedor.

-¿Que pasaría si?...

Y baño la cama en licor, lista para morir. Pero no tengo el suficiente valor para dejar caer el fuego.

Arta de todo a viento la botella contra la pared.

-Te odio Rami.-Susurro con mis manos echas puño pegadas a la cabeza.-¡TE ODIO!... Te odio tanto.

Me pongo de pie destruyendo todo lo que está a mi paso, cuadros, floreros mi ropa. Me dejó caer de rodillas en medio de todo el desorden, tomó una posición fetal y me sumó en un sueño... Un sueño donde se me permite salir de todo este maldito infierno.

-Mirate, cada día estás más delgada y ojerosa.

Dice Bruno mientras recoge mi ropa del piso, sacudiendola.

-¿Y?.-Lo observó.-No te afecta ¿Ho si? Porque te puedes ir si quieres. Y dejarme sola.

Bruno se detuvo de quedó de pie, con su pantalón y camisa.

-No sé qué hiciste con la niña tierna y linda que conocí. Jamás te gustó el alcohol y te daba asco fumar.

Pasó por enfrente de él y camino a la gabeta donde tengo más alcohol.

-¿Me estás oyendo?

Lo ignore.

-Ya no hay vino.-Colocó las palmas de mis manos sobre mi cintura.-Iré por mis reserva.

Camino a mi baño y debajo de mi  lavamanos saco una botella de vino, la besó, la abro y bebò de ella.

-La Gerald que conozco no haría eso, la Gerald que conozco estaría ya de viaje para estar con su familia y no con excusas tontas del porqué ni si quiera a sido buena para llamarles.

-La Gerald de antes se hubiera puesto a llorar y hubiera regresado de rodillas a pedir perdón por algo que ella no hizo. Esa sería la Gerald de antes... La que siempre humillaban, la que siempre fue sobajada.

-Y ahora te refugias en el alcohol.

-Que mal educada soy ¿Quieres un poco?

Bruno tuerse los ojos se acerca a mi me jala de mi brazo y me coloca frente al espejo.

-Mirate.-Hago de lado mi cabeza.-¡MIRATE GERALD! ¿ÉSTO ES LO QUE QUIERES?.

-Sueltame, me estás lastimando.

Me sacude y abro mis ojos.

-Mirate nada más, eres igual a ella.

-Dilo.

-A Elena.

Guardo silencio, no quiero llorar.

-Gerald... Abre los ojos y date cuenta de que te estás perdiendo.

Lo empuje.

-Largate antes de que grité.

Bruno levanto las manos en modo de paz y me miró desepcionado.

-Sólo quiero ayudarte Mani.-Intentó tocar mi rostro pero su mano no tocó ni si quiera la mejilla.-Sabes que estaré para ti... Y que siempre te voy a querer sin importar cualquier caminó que quieras caminar. Sin importar la penumbra.-Se acercó a mis labios.-Siempre serás mi luz.

NENA DE PAPI. (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora