Capítulo 1

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Aitana
El tren para al llegar a Joaquín Sorolla. Durante el viaje desde Barcelona, para matar el tiempo, había buscado a que se debía el nombre de aquella estación valenciana. Resulta que fue uno de los pintores valencianos más importantes de la historia, y pienso, que bonito que reconozcan el trabajo de las personas de esa manera. Siempre he visto injusto que haya gente muy buena a la que no se le reconozca su trabajo o que otros se lleven el mérito sin merecerlo.

Como también veo injusto que mi madre me mienta como a una niña de cinco años cuando le dices que ya no queda chocolate pero en realidad lo tienes escondido. Por más que intento olvidarme del tema no consigo sacarlo de mi cabeza. Pero estoy aquí, en Valencia, he venido en busca de nuevos aires y para alejarme de toda la mierda que hay en mi casa últimamente. Así que decido que voy a vivir el momento.

Salgo de la estación y voy hacia la parada del metro de Jesús como me había indicado mi querido Google Maps antes de salir de Barcelona. Le mando un mensaje a la que será mi compañera de piso, Miriam, diciendo que en cuanto consiga subirme al metro correcto estaré de camino a la casa.

Encuentro bastante rápido mi metro para ser la primera vez que veo esas vías, aunque a la hora de hacer transbordo me veo obligada a preguntar a un par de personas para no acabar en la otra punta de la ciudad. Bajo del metro cuando oigo que ha llegado a mi parada y con mi enorme maleta subo las escaleras mecánicas.

Cuando salgo de la parada veo sentada a la chica rubia de pelo rizado a la cual reconozco
por la foto que vi en su perfil de WhatsApp. Me acerco a ella para saludarla pero se me adelanta.

-Hola!! -me dice animada- Aitana, verdad?

-Si -me sale una risilla que le hace ver a la rubia que soy un poco vergonzosa con las personas nuevas.

-Ha ido bien el viaje?

-La verdad es que si, tenía muchas ganas de llegar

-Bueno pues nuestra finca es aquella -señala hacia una finca blanca que hay delante- tardaremos dos minutos andando.

-Muchas gracias por venir Miriam, enserio -lo digo sincera, no contaba con que me recibieran de una manera tan familiar.

Llegamos al patio y subimos en el ascensor hasta el cuarto piso. El rellano tiene dos puertas y Miriam mete la llave en la puerta de la izquierda.

Al entrar veo la cocina a la izquierda y el salón a la derecha.

-Otra chica vivirá con nosotras -me dice Miriam mirando la hora en su móvil- no tardará en llegar, se llama Ana y es canaria, su avión aterrizó hace diez minutos.

-Tú tampoco eres de aquí verdad? -pregunto con curiosidad ya que había notado un acento raro en su forma de hablar

-No -dice sonriendo- soy gallega, vine aquí hace dos años.

-Dios mío, Galicia es preciosa.

-Lo es, echo de menos mi tierra pero aquí tampoco me puedo quejar -dice ahora menos animada que antes.

-Por que viniste a Valencia? -pregunto interesada por la historia de la chica.

-En mi casa me empezaba a sentir agobiada -iba a seguir pero su móvil suena- un día te lo contaré tranquilamente vale? -asiento y ella coge el teléfono.

Era Ana quien llamaba para decir que ya estaba en la estación así que Miriam me enseña  mi habitación y me dice que me acomode mientras ella va a por la canaria. Me quedo sola en la casa así que la inspecciono un poco. La verdad es que es muy acogedora, tiene dos baños y las habitaciones son bastante grandes. Creo que por fin he encontrado la paz que buscaba.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora