III

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¡SOLO QUIERO MI DINERO DE VUELTA! — Sentenció.

¿Seguro que no desea cambiar a otra tarifa? — ofreció la voz femenina — podemos ofrecerle un nuevo equipo.

¡MI DINERO! — Repitió.

Deberá acercarse a una de las oficinas de la compañía en lo que resta de la semana y realizar el trámite correspondiente.

YoonGi frunció el ceño y sus ojos grises miraron impacientes el sencillo modelo que su hermano le había prestado.

¿Trámite? — susurró incrédulo — ¿Qué tramite? Compre uno de sus teléfonos hace un par de días y ayer...solo, explotó... ¿Cómo podría haber algún tramite?

¿Explotó?—– repitió la voz algo confusa — ¿Usted... se lastimó?

¿Qué? No... — el pelinegro rascó incómodo su nuca — No... exactamente. 

¿Podría definir el incidente?

Solo estaba aquí y se apagó y no ha prendido desde entonces...

¿Desea que uno de nuestros técnicos especializados lo revise?

¿Puedo hacer eso? — preguntó sorprendido.

Oh, claro que sí, señor — afirmó la voz con amabilidad. YoonGi sonrió esperanzado. — Si añadió un depósito de garantía puede hacerlo.

La sonrisa se esfumó de su cara con rapidez.

Olvídelo – suspiró – Solo devuelvan mi dinero.

Entonces, deberá realizar el trámite correspondiente.

YoonGi arrugó su pequeña nariz con frustración.

¿Puedo hacerlo el sábado?

Atendemos los sábados, desde las nueve de la mañana, hasta las cinco de la tarde.

De acuerdo, haré el trámite  puchereó.

¿Tiene alguna otra consulta? ¿Algo más en lo que pueda ayudarle?

No — murmuró. — Gracias...creo.

Bien. Buenas noches, señor.

Buenas noches.

Con un pequeño gruñido de fastidió, guardó el pequeño teléfono prestado en el bolsillo de su enorme abrigo rojo mientras arrastraba los pies pesadamente hacia la estación.

Menudo día.

Llegó tarde al trabajo.

Parece que la mitad de Seúl había creído que regalarle un libro a alguien era una buena idea.

Había olvidado su almuerzo en casa.

Y ahora ya tenía uno de sus únicos días libres agendado en la molesta compañía de telefonía en la que estaba seguro, pasaría al menos toda la mañana.

Sus pies ardían dolorosamente y sus dedos escocían producto de los finos cortes que – en un intento de hacer más rápido su trabajo – se había propinado con los libros y papeles de regalo, solo quería llegar a su pequeño apartamento, comer algo cuanto antes para sumergirse en la bañera repleta de agua caliente y una copa del vino más barato que su sueldo podía comprar.

Agotado y hambriento, sus pies estuvieron a punto de cruzar la puerta del tren, pero en cuanto lo escuchó se detuvo al instante en el lugar en el que estaba.

Las puertas de metal se cerraron y YoonGi quedó ahí. De pie.

Había perdido el tren.

Pero no importaba. No importaba en lo absoluto. El cansancio, la molestia y el hambre, habían desaparecido por completo.

Él estaba ahí. 


You're beautiful│Yoonmin.Where stories live. Discover now