XV

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Mierda, mierda, mierda... — había cruzado a toda velocidad la estación del tren, sintiéndose torpe por el acolchado abrigo negro que portaba. Subió las escaleras de la estación con rapidez y aun en contra de lo que su billetera le gritaba, detuvo un taxi y prácticamente gritó su dirección.

El señor Choi llegó poco después que Seokjin se marchara y pidió a YoonGi que limpiara y dejara en óptimas condiciones cada uno de los ejemplares que recibió. El pelinegro fue seducido con la idea de una paga extra que podría usar luego con JiMin, quizá invitarle a cenar a un lugar elegante. No sabía exactamente por qué, pero quería compensar a JiMin por todo lo que había tenido que soportar, el castaño definitivamente no merecía lo que había ocurrido con su exnovio.

Salió del taxi y arrojó los billetes sobre el conductor, quien gruño algo que YoonGi no alcanzó a comprender, pues en cuanto se hubo encontrado en la fachada del edificio, corrió escaleras arriba y buscó rápidamente las llaves del apartamento en su abrigo.

JiMin, vamos. — llamó en cuanto cerró la puerta — Oh...

El castaño dormitaba encogido en el sofá.

Llevaba unos pantalones oscuros de YoonGi y una camisa roja ligera, el abrigo estaba a los pies del sofá, aguardando para el momento en el que JiMin fuera a usarlo.

YoonGi tragó y apretó los parpados armándose de valor. Por primera vez desde que había comenzado a ordenar los libros, elevó su muñeca un poco y admiró el bonito reloj de correa café. Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando vio que aproximaban las once.

Oh, JiMin... — suspiró arrodillándose frente al sofá — Perdóname. — Su mano empujó suavemente el hombro contrario mientras lo llamaba entre susurros. Los parpados del castaño aletearon antes de enfocar con torpeza al pelinegro.

Hyung hola... ¿qué hora es? — preguntó con voz ronca.

Un poco tarde... ocurrió algo y necesitaron mi ayuda en el trabajo... — susurró.

Descuida, hyung... creo que... solo dormiré. — Murmuró encogiéndose en el sofá y volviendo a cerrar los ojos. YoonGi sonrió.

¿Seguro?... no estas... ¿molesto?

Nop, entiendo... — sonrió adormilado. — Fui a cantar al parque y estoy algo cansado, así que no es gran cosa... creo que podemos ir otro día...

Seguro que sí. — Asintió el pelinegro. — No vas a dormir aquí.

YoonGi fue tan rápido que la pregunta del castaño fue apenas un blando murmullo inentendible. Una de sus manos sujetó el cuerpo por la espalda, mientras deslizaba el otro brazo bajo sus rodillas, levantándolo con cuidado.

Hyyyunnng... — lloriqueó JiMin contra su pecho, intentando esconder el suave rubor que comenzaba a cubrir sus mejillas — Puedo dormir en el sofá... de verdad.

Deja que te lleve, ya me siento lo suficientemente mal por ofrecerte una cena y dejarte solo.

No fue su culpa... — tranquilizó el castaño.

YoonGi empujó la puerta de la habitación con el hombro y dejó a JiMin sobre la cama.

¿Está más tranquilo... con su consciencia ahora? — musitó entre una sonrisa cerrando los ojos.

Algo. — Asintió YoonGi. — Apenas te vi hoy... ¿Cómo está tu espalda?

No pude... fijarme... bien... — susurró, sintiéndose pesado de nuevo al ser envuelto por la esponjosidad de las mantas.

You're beautiful│Yoonmin.Where stories live. Discover now