XXV

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Cuando llega a su apartamento, lo único que quiere es darse un baño. Así que pone la cafetera a andar y busca una canción lenta en su teléfono antes de entrar a la ducha.

YoonGi se detiene frente al espejo del lavado, y tras los suaves restos del vapor que una ducha caliente ha dejado, logra distinguir sus pómulos marcados y la empapada y revuelta melena azabache. Resaltan en la piel alabastro, clavículas marcadas, casi hundidas, enmarcando hermosamente su torso de hombros un poco anchos. YoonGi frunce el ceño, inseguro, cuando ve la suave piel de su abdomen y en su pecho.

Niega con la cabeza rápidamente y se cubre con la bata antes de apagar la luz y cerrar la puerta. Mientras se viste, el aroma a café inunda el ambiente, pero el pálido se siente tan somnoliento que apenas puede servir una taza y llevarla a la mesita en el pequeño saloncito, bebe un sorbo antes de caer rendido, abrazando contra su pecho, el último libro que ha estado leyendo.

No sabe qué hora es cuando despierta repentinamente en medio de la noche y tiene la portada del libro casi incrustada en una de sus mejillas, se había encogido tanto en el sofá que los huesos de su cuello protestaron débilmente en cuanto se sentó con lentitud, desperezando los músculos en su espalda.

Debería... ir a la cama, sin embargo le apetecía algo salado. Sus labios se fruncieron en un pequeño puchero en lo que se aproximaba a la cocina y colocaba una sartén sobre la hornilla para calentar los croissants que el castaño había comprado para él. Divisó el café en la pequeña jarrita y reclinó una de sus manos con suavidad sobre el cristal para ver si es que, quizá, seguía caliente. Suspiró buscando una pequeña olla y vaciando en ella el café antes de llevarlo también a la hornilla.

Quizá no es muy tarde, piensa distraído. Al menos esta vez no ha sido una pesadilla... Colocó el crujiente panecillo con mantequilla en un plato y sirvió una taza de café que llevó al sofá antes de ir por una manta. Estaría bien solo pasando la noche ahí, desde que JiMin se había marchado, descubrió que era mucho más fácil dormir en el sofá. Se encoge en el mueble, envuelto en las mantas y ha dado apenas un mordisco al salado bocadillo cuando nota que hay dos tazas sobre la mesa, YoonGi suspira y es cuando estira una de sus manos intentando alcanzar una de ellas que da un pequeño brinquito por el sobresalto que el ruido de alguien llamando insistentemente a la puerta, produce.

Frunce el ceño confuso y finge no haber oído, pero el toque solo se hace más insistente a cada segundo, así que finalmente, no tiene otra opción que levantarse. Cuando YoonGi abre la puerta, sus ojos se abren enormes y su mandíbula cae con incredulidad.

-M-me... me robaron el teléfono hace una semana en la Universidad... quise llamar hyung, lo intenté de hecho, pero siempre me respondía alguien que estoy bastante seguro, no era usted - confesó apenado - ugh soy en verdad un terrible amigo YoonGi hyung, perdóname... no podía recordar su número... lo siento tanto...

YoonGi parpadeó confuso un par de veces antes de que su ceño se acentuara ligeramente, elevó en silencio su índice dirigiéndolo a la mejilla contraria, hundiéndolo apenas en la fría piel acanelada. JiMin le observó curioso cuando YoonGi apartó su mano, sujetándola contra su pecho.

-¿Qué...

-Hyung, soy yo. JiMin. - Corroboró divertido el castaño, adivinando la dirección de los pensamientos de YoonGi - ¿Puedo pasar? Hace mucho frío y me estoy helando...

Las hebras castañas se adivinan humedecidas y porta el abrigo y la bufanda del pelinegro cuando YoonGi se aparta, permitiéndole ingresar. JiMin arrastró la pequeña maleta en completo silencio ante la temblorosa mirada gris.

-Lamento mucho haber venido tan tarde, hyung...- musitó sin apartar los ojos de la ausente figura que en ese momento cierra la puerta con lentitud, y no puede evitar fruncir un poco el ceño cuando sus ojos van a las marcadas clavículas del mayor, percibiendo la nueva delgadez en el cuerpo contrario- ¿Descansaba? ¿Lo desperté?

-No... - musitó el pálido aun con extrañeza - yo... estaba... ¿qué hora es?

-Las dos de la mañana, lo sé, lo sé - habló arrepentido - de verdad hyung, lo siento. Pensé llegar mañana temprano, sueles estar libre los domingos, así que creí que no habría problema, pero se adelantaron las salidas en el aeropuerto y pude tomar el tren antes, quería llamar para preguntar si es que tenía algún inconveniente en que me quedara con usted unos días, hasta que inicie el nuevo semestre pero no lograba recordar el número... aun así, usted dijo que podía venir de visita y que... - JiMin bajo un poco la mirada, cuando un suave sonrojo se posó en sus mejillas - que estaría aquí... ¿debí llamar? - comenzaba a dudar de todo eso, YoonGi apenas había hablado cuando los ojos café se detuvieron en la pequeña mesa de la sala, y las cejas se crisparon cuando la mirada encontró ambas tazas - Debí llamar... ¿Estoy interrumpiendo algo? - susurró angustiado, YoonGi siguió la dirección de la mirada, le pareció ver como la pequeña mano del castaño se cernía con más fuerza al aza de la maleta - Quizá debería irme y volver mañana, no quisier-...

- ¡NO! - Exclamó el pálido, en cuanto el aturdimiento se hubo esfumado - ¡Ambas tazas son mías! - explicó en un sobresalto, haciendo que sus mejillas enrojecieron de vergüenza - Me serví una en cuanto llegué de la librería, pero me dormí y la olvidé en la mesa... desperté hace un rato y volví a servirme otra taza... - YoonGi se acercó a la mesa, sujetando la pequeña taza con el humeante líquido en su interior - aún está caliente - susurró ofreciéndole el café al castaño - bebé esto, te sentirás mejor.

JiMin sonrío suavemente, recibiendo la taza entre sus manos.

-Yo... solo tomé una siesta aquí... pero ahora iba a ir a la cama - afirmó mientras se aproximaba al sofá para recoger las mantas - pareces... cansado... uh... ten esto, dame tu maleta, la llevaré al cuarto. - YoonGi pasó el platito con el croissant en cuanto JiMin le cedió su maleta - si tienes hambre hay unas tartas de fruta en la nevera y puedes tomar un baño caliente antes de ir a la cama... si quieres.

JiMin asintió en lo que veía a YoonGi arrastrar su maleta por el corto pasillo, terminó el café con rapidez y recogió también la taza en la mesa, dejando la loza en el fregadero de la cocina, ya lo lavaría temprano, le apetecía un baño caliente, pero sobre todo...

- ¡Hyung! - Llamó a YoonGi, sorprendiéndole en medio del pasillo, parecía que acababa de salir del lavado, pues llevaba consigo su cepillo de dientes, JiMin corrió hacia él, envolviendo su cuerpo en un cálido abrazo - te extrañe mucho.

You're beautiful│Yoonmin.Where stories live. Discover now