XIX

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¿Por qué...

¿Por qué había tantas personas ahí? y lo más importante... ¿Qué hacía el en la estación del tren?

Observó el reloj en su muñeca, era demasiado tarde para ir a trabajar.

Muevete, chico. — Masculló un hombre ataviado con un traje gris que lo chocó ligeramente. YoonGi se apartó y a lo lejos distinguió el castaño cabello de JiMin, quién llevaba la misma camisa blanca y ligera que dejaba al descubierto sus clavículas y los mismos pantalones negros que portaba la noche en la que lo había conocido. Estaba sentado sobre una pequeña maleta negra con rueditas, mientras esperaba el tren. YoonGi volvió a preguntarse si no tendría frío. Todo era muy extraño, sentía que ya había vivido algo similar. Ocultó las manos en el gran abrigo negro y hecho a andar.

¡Hey, JiMin!

El tren se detuvo y las puertas se abrieron. El castaño suspiró y haló el aza de la maleta. Confuso, YoonGi se detuvo apenas un segundo, mientras sus ojos grises veían a JiMin abordar tranquilamente el tren. Sus cejas se fruncieron con temor, cuando presa del pánico, aceleró el paso.

—¡JiMin! — gritó. Y algunas personas se giraron hacia él, pero el castaño parecía no escucharlo. — ¡JiMin! — llamó nuevamente mientras comenzaba a correr. Arribó al tren cuando este ya había cerrado sus puertas, sus puños golpearon la ventana de cristal, logrando llamar la atención de quienes se encontraban más próximos, aun así JiMin parecía ajeno a cualquier sonido, casi como si YoonGi no existiese. Desde afuera podía ver al castaño, sentado en uno de los asientos delanteros, tenía los ausentes ojos café fijos en algún punto en el frente — ¡JiMin! ¡JiMin! — chilló aporreando la puerta.

Alguien tiró de su abrigo, obligandoló a retroceder en el momento en el que el tren partió, YoonGi se sacudió de las manos que lo sujetaban, sintiéndose solo e instable, víctima de una extraña opresión que había comenzado a instaurarse dolorosamente en su pecho cuando jadeó ansioso en busca de aire, sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras seguía removiéndose, intentando soltarse de los brazos que lo habían alejado de las puertas del tren.

S-suéltame... — jadeó en un susurro quebrado.

YoonGi Hyung... — susurró el castaño, quien había colocado una mano sobre la espalda del pelinegro y removía suavemente. — Despierta...

No... — ronroneó YoonGi agitándose entre las mantas — No...

Abrió los ojos cuando el temor en su corazón se sintió demasiado asfixiante y la suave luz ambarina de la lámpara de la mesita de noche, permitió que divisara a JiMin, quien yacía inclinado apenas sobre él. Sus ojos cafés observándolo con preocupación, el castaño cabello revuelto. JiMin había despertado cuando escuchó su nombre, creyó que quizá el mayor quería hablar sobre algo, notó rápidamente que no era así. El pelinegro balbuceaba, se sentía incoherente. YoonGi tragó el nudo en la garganta y ahogó un sollozo.

Hyung... — susurró apenas audible — ¿Qué sucede?

Oh JiMin... — jadeó limpiando sus mejillas con la manga del pijama — JiMin...

¿Qué? — inquirió insistente, el temor apoderándose de él — ¿Qué?

Soñé que me ignorabas, soñé que te ibas, soñé que no existía... que me rompías el corazón.

Tras las lágrimas que empañaban su mirada, YoonGi intentó enfocar el bonito rostro de mejillas apenas más redondas producto del sueño, y labios carnosos y suaves.

You're beautiful│Yoonmin.Where stories live. Discover now