Sin Enamorarse

23. Vacaciones

LILY

-Tomamos este número y lo dejamos fuera de la raíz.

-¿Por qué? -preguntó mi tonto cuñado.

¡Porque así es la ecuación!

-Porque es la raíz cuarta de dos elevado a cinco. Entonces podemos dejar un dos fuera de la raíz y se queda la raíz cuarta de dos. ¿Lo entiendes?-dije ya un poco desesperada.

-Creo que si.

-¿Crees que si?-alcé una ceja. -O lo entiendes o no lo entiendes.

-Si, si lo entiendo.-dijo rodando los ojos.-Ya te puedes ir.

-¡Esta es mi casa!

-No, esta es la casa de Petunia.

-Ambas vivimos en la misma casa, genio.

-¿Y cuando te vuelves a ir?

-¡Regresé la semana pasada!

Me levanté de el sillón de MI casa y fui a la cocina por un vaso de agua.

Vernon se la vivía aquí y eso era realmente molesto. Hoy Petunia me ordenó que lo ayudara con su tarea.

Hasta eso, soy buena con las matemáticas pero no me fascinan. Mi materia favorita es Pociones, sin duda.

-¿Sigue ahí? -preguntó mi mamá mientras lavaba los platos.

-Si..-suspiré.

-No sé como lo aguanta tu hermana, es odioso.

-Bueno...Petunia no es la persona más agradable del mundo.

-¡Lily!-me regañó, pero luego se quedó callada-...oye, si es cierto.-reí.

-Voy a ir al lago, mami.

-¿Con Severus?

-No. Ya no me llevo tan bien con el.

Ya no me llevo con el, punto.

-¿Y eso?

-Son cosas de magia, no entenderías.-ella abrió su boca indignada.

-¡Pues educame!-reí de nuevo. Amo a mi mamá.

-Tal vez luego.

-¿Irás sola?

-No, iré con Ja...-me interrumpió.

-¡Con James! A ver cuando te dignas a presentarlo, porque nada más te la pasas presumiendolo y...

-¡No, mamá!-la interrumpí yo.-Iré con Jane.

-¿Y James que? -preguntó como niña pequeña.

-James no, mamá. No he hablado con el.

-¿Por que no? Pobre muchacho.

-Dijo que me daría tiempo para pensar, no me puede distraer.

-Yo que tu, le decía que si.

Ese era el precio que tenía que pagar por contarle todo a mi mamá.

-Ya veré, mamá. Vuelvo en un rato.

-Abrigate.

Fui caminando al lago, me fui con botas, abrigo, bufanda y mi gorro. Hacía mucho frío.

-Hola Lily.-dijo Jane.

Estaba sentada bajo un árbol y leía El Profeta. Me senté a su lado.

-¿Como estas? -le pregunté.