Sin Enamorarse

30. Orden del Fénix

23/FEBRERO/1979

LILY

Estaba muda, aunque quisiera nada podía salir de mi boca.

Estábamos cuatro personas en la antigua casa de mis padres, Petunia, Vernon, James y yo.

Petunia hablaba y hablaba y hablaba, aunque la escuchaba, no distinguía ninguna palabra.

No lo podría explicar pero estaba en una especie de trance o shock, estaba como ida.

Mi mirada no se apartaba de una fotografía en la que estábamos los cuatro (mis padres, Petunia y yo) en la estación del tren.

Al principio se me hizo raro ver la fotografía totalmente quieta. La costumbre, supongo.

Incluso recuerdo bien ese día, yo traía ropa casual y Petunia su uniforme de la escuela. Recuerdo que hizo un drama porque ella quería ir sin uniforme.

Ella estaría entrando a su segundo año en secundaria, creo.. y yo a mi primer año en Hogwarts.

Ese día alcancé a Severus en el tren, horas después conocí a Sirius y James, que por cierto al instante odié a ese último y horas más tarde, conocí a Jane y a Taylor, que se volvieron mis mejores amigas casi al instante.

Volví a ver la foto de abajo a arriba y viceversa. Por primera vez un muchísimo tiempo, le tuve envidia a Petunia.

Por primera vez en toda mi vida deseé no haber ido nunca a Hogwarts.

Petunia diario llegaba de la escuela a comer con ellos, los fines de semana probablemente salían al teatro o solamente a caminar.

Yo ya no tendría esa oportunidad. No otra vez.

Hace dos días vine a visitar a mis padres, pero no había nadie en la casa. Llamé a Petunia para ver si ella sabía algo de ellos, pero ella tampoco sabía nada.

Ayer, en el periódico muggle apareció la noticia de que mis padres habían tenido un accidente automovilístico, del cuál no había sobrevivido nadie.

Ayer también, en el Profeta, apareció la misma noticia pero con otro encabezado.

De nuevo un ataque mortífago a muggles ..

La idea de nunca haber ido a Hogwarts seguía en mi cabeza, pero también el viejo dicho de El hubiera no existe, y era cierto.

Los años que pasé en Hogwarts, como dije, ya los pasé. Y no me arrepiento. Fueron buenos años y también la etapa en dónde conocí a mis mejores amigos y marido.

Pero aun así desearía haber pasado más tiempo con mis padres.

Y de nuevo un dicho se me atravesó por la mente.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.

No creo que ese sea cierto.

Yo estaba perfectamente consciente de que tenía un papá y una mamá. Y aun los tengo, sólo que ya no están conmigo. Al menos no físicamente.

Lo que pienso que está mal de ese dicho es que, todos sabemos lo que tenemos, no es necesario darlo por perdido para reconocerlo. El problema es que tal vez no lo valoramos tanto en el momento en que está con nosotros.

También le tenía cierta envidia a Taylor, aunque técnicamente no es envidia. Sólo estoy molesta conmigo misma por no haber hecho lo que ella hizo cuando pude hacerlo.

Y ahí está otra vez el hubiera.

Jane hizo algo que yo nunca me habría atrevido a hacer; le borró la memoria a sus padres.