Por amor

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El destino es algo verdaderamente curioso e interesante, pero sobre todo, muy curioso. Muchos afirman que no existe, que si algo coincide con tu vida y con la de otra persona, es solo una casualidad, que es parte de la vida, que no es el destino, sino el resultado de una serie de decisiones que has tenido que tomar a lo largo de tu existencia, y no solo las tuyas, las decisiones de los demás también cuentan, pues nadie nunca está solo en verdad, porque incluso los cadáveres tienen a los gusanos y demás bichos a su lado.

Después de jugar con Tohka y Yoshino a la casita, Shidou no tuvo nada más interesante que hacer más que descansar. Solo en la noche pasó algo interesante, cuando llamaron a la puerta.

—Yo iré a abrir, Kotori. —Sin esperar respuesta, que nunca llegó, se apresuró para ir a la puerta y ver quién estaba detrás. Cuando por fin la abrió, no fue él quien recibió a la persona en frente suyo, más bien fue lo opuesto; fue abrazado con cariño.

—¡Cariño! —Su voz era tan distinguible y tan agradable al oído, que el joven supo al instante la identidad de esta persona.

—¿¡Miku?! Hola, eh...

—¿Estás contento de verme, cariño? —Un rubor apareció en las mejillas del chico, todo era culpa de los pechos de la idol, y también porque no había soltado a Shidou, esto ya no era sorpresa pero esa sensación suave en su pecho... sí, no podría acostumbrarse a algo así.

—Sí, pero... ¿podrías soltarme, Miku? —Ella tuvo que alejarse pero no estaba para nada enojada, de hecho, era lo opuesto. Ella ladeó la cabeza, como cuando un cachorro te queda viendo por un largo rato.

—¿No vas a decirme nada?

—Um... ¿Por qué la visita? —Ante esto, los ojos de la cantante se estrecharon e infló un poco su cachete derecho, Shidou no entendió su enfado de niña de cinco años y se rascó la cabeza para pensar si estaba olvidando algo.

—Cariño, ¿cómo es posible? Aunque dijiste que me oirías cantar a pesar de todo.

—¡Eso fue en serio! —dijo desesperado, intentando calmar a Miku, pues si un espíritu se ponía triste o de malas, habrían destrozos y él no quería eso.

—¿Entonces por qué no te acuerdas de que mañana tendré un concierto?

—¿Eh? ¿Es en serio? Lo siento, la verdad he estado ocupado y distraído, no me había dado cuenta.

—Hmp. —Ella se cruzó de brazos y volteó a otro lado con cierto enfado, pensando en cómo después de tanta publicidad, su cariño no se había enterado de su concierto. Pero claro, ella no sabía todo lo que Shidou había hecho en estos días.

—¿Estás enojada? —preguntó con un poco de timidez, esperando que los cristales de su casa se hicieran pedazos o algo peor. Afortunadamente, era Miku quién estaba en frente de él y no Tohka, ella sonrió.

—Nunca me enojaría contigo. —Miku pensó mejor en eso y recordó que intentó matarlo y prácticamente esclavizarlo, gracias a sus habilidades, Shidou se salvó, reflexionó sobre eso y corrigió: —Bueno, no actualmente. De todas formas, vine aquí porque te reservé boletos por si acaso.

—Miku, no tienes por qué hacer eso, puedo conseguirlos yo.

—Te los traigo porque son los últimos.

«¿¡Qué?! Es cierto, mañana es su concierto. ¿Cómo pude olvidarme de esto?». Shidou suspiró. —Gracias, Miku. La próxima vez los compraré yo y debo de pagarte esto.

—No es necesario, pero asegúrate de ir. —Miku le entregó los cuatro boletos a Shidou y aprovechó esos segundos para darle un beso en la mejilla—. Adiós, cariño.

Guía para enamorar a un espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora