Después de la explosión

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La batalla había terminado, ahora todas estaban siendo atendidas y el héroe, Shidou, había quedado completamente cansado y en un estado delicado; no tenía miedo ni vergüenza de mostrar sus sentimientos con las demás personas que le rodeaban, Kotori se había dado cuenta de ese aspecto pues Shidou se había acostado en su cama y le había abrazado por detrás, incluso le había dedicado unas palabras que conocía ya de sobra, pero que al escucharlas, se sonrojó y agradeció que estaba de espaldas, pues aunque sus cintas eran negras, sus mejillas eran rojas.

—Onii-chan...

—¿Qué pasa? —Shidou estaba luchando valientemente contra el sueño pero ya casi y lo derrotaba, gracias a que ella le habló, tuvo la fuerza para escapar de los brazos de Morfeo.

—¿Estás bien?

—Sí, no fue... gran cosa. —Shidou estrechó los ojos y sus cejas se agacharon, su voz no solo sonó cansada sino decepcionada, Kotori estaba de espaldas por lo que solo notó el cambio de tono de su voz.

«Onii-chan se debe sentir muy mal. Esto nunca nos había pasado, aun no estoy segura de lo que pasó. Debo hacer algo». Ella pensó en el sentir de su hermano, era obvia su tristeza, a pesar de que nadie había muerto, esta era la segunda vez que perdía algo importante, algo vital para su vida y bienestar, Shidou estaba todavía conmocionado por la pérdida de Mana y por su regreso, estaba confundido; la cabeza le daba vueltas y de alguna manera, estaba exhausto, había sacado fuerzas, quien sabe de dónde.

Kotori se dio la vuelta y le rodeó con sus brazos cortos, él abrió los ojos ante la acción y vio el rostro sonrojado de ella, adornado con una sonrisa nerviosa. Eso fue un alivio y él terminó sonriendo por verla de esa manera, también le abrazó.

—Solo porque lo necesitas, Shidou.

—Kotori... tú también debes estar cansada. Lo siento, será mejor que te deje descansar. —Shidou se soltó de su abrazo y se levantó de la cama, ella no quería soltarlo pero tuvo que hacerlo. Miró que Shidou tuvo que arrastrar los pies para salir del cuarto y pensó en lo necio que era, pero que estaría bien, sabía lo fuerte que era.

«Me pregunto si ya podré ver a Mana... espero ya esté mucho mejor». Shidou caminó por los pasillos de Fraxinus, apoyándose en la pared para no caerse. La pregunta: "¿Estás bien?" de su hermana hizo clic en su cerebro, solo había sobrevivido porque tenía los poderes de Kotori, sin ellos, hubiera muerto desde que tuvo su primera cita con Tohka, nada de esto hubiera pasado y posiblemente la ciudad hubiera perecido por un terremoto espacial, hay tantas cosas que pudieron haber pasado y que él, ahora, después de tanto tiempo, las estaba pensando. Tenía suerte de estar vivo, la descarga casi fríe por completo el cuerpo de Mana, si no fuera porque fue reanimada por el propio enemigo, él no sabía que hubiera pasado y no podía evitar culparse por todo. No importan las variantes, creía que tenía la culpa de todo.

Se detuvo frente a la puerta donde hace unos momentos estaban atendiendo a Mana, entró por la puerta, y ahí la vio, acostada en su cama, con ciertas curitas en el rostro y manos, así como vendas en brazos. Shidou fue hacia ella, tomó una silla y se sentó al lado de su cama.

—Mana... lo siento, si te hubiera hecho caso... no hubiera pasado esto. Lo siento. —Shidou tomó su mano con delicadeza. Ya no estaba fría, tenía la temperatura normal, también respiraba con tranquilidad; ella estaba bien.

Shidou recordó la pelea, cuando observó a Mana con esas terribles heridas y sobre todo, la explosión que él sobrevivió solo porque tiene los poderes regenerativos de Efreet. No podía evitar sentirse mal y una idea poderosa se aprovechó de la situación y se apoderó de su mente:

Guía para enamorar a un espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora