La razón de mí lucha

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No tengo palabras suficientes para esto, este capítulo fue hecho con el corazón y es en serio. Solo les agradezco a todos por leer hasta aquí y... no van a creerlo pero este capítulo me dejó sin palabras. Por eso ya no sé ni que decirles, más que lo disfruten.

Gracias.

Satou lloró tanto que llegó al punto que ya no le salían las lágrimas. Había recordado tantas memorias. Recordó como no podía hacer ningún deporte, ni jugar con sus amigos porque le dolía mucho el corazón y agravaba su salud, recordó que cuando era regañado en la escuela, su corazón también se forzaba. También tenía episodios de pérdida de consciencia y eso alarmó mucho a los niños de su edad.

Todo por su enfermedad, aun así, sus padres lo hacían sonreír, sobre todo su madre quien siempre le cuidó, que nunca dejó que se esforzara tanto. Que lo amó a pesar de todo, igual su padre.

—Nunca aprendí a nadar... nunca anduve en bicicleta... ni pude jugar futbol con personas de mi edad. —Su voz se quebró y él se quedó viendo el piso de su sala mientras estaba arrodillado, el cabello le tapaba la mirada mientras sus lágrimas secas adornaban su cara como si fueran dos ríos pequeños en una tierra áspera como lo era su piel—. No podía escuchar problemas... aunque sé que los tenían... las personas a mí alrededor... siempre me lo ocultaste, mamá. Me dijiste mentiras... me pintaste el mundo de arcoíris...

Pero un espíritu se lo había arrebatado todo, aunque él era honesto ahora, él de todas formas iba a morir. Sabía que lo que tenía era incurable, solo tenía control y a veces este fallaba. Incluso la felicidad lo dañaba, sea una emoción fuerte, sin importar cuál sea, lo dañaba. Y lo sigue haciendo ahora.

—No era el hijo que querían... no lo era... y aun así... —Satou se agarró el corazón y se desplomó en el suelo.

Cálmate, Satou. Te estás excediendo. ¿Hay algo que pueda hacer?

—Mikael... nací con un defecto muy grande... no puedo hacer nada simple sin que me haga daño, entonces... ¿Por qué sigo aquí? Solo causé problemas... y ahora pienso que los espíritus deben de morir... necesito saber por qué...

Entonces... ¿Hablarás con él? Tal vez Shidou sepa la respuesta.

Satou hizo una sonrisa forzada, pensando en lo último que lo había dicho Shidou.

¡Te detendré! Protegeré a todas de ti, y te salvaré... ¡Te salvaré de ti mismo! No quiero que sigas sufriendo y que por eso destruyas todo esto, si crees que esa es una forma de liberarte de tu tristeza, dañando a todos y a todo, ¡estás muy equivocado!

«Shidou... solo hay una persona que me ha amado por toda mi vida, incluso siendo un error desde mi nacimiento, incluso si...»

Satou se levantó del piso, miró la llave de su casa y la guardó en su bolsillo. Salió de su casa, arrastrando los pies al principio... porque en realidad no quería hacer nada, los recuerdos solo le recordaron que él no era un asesino, que a él no le importaban los espíritus, ¡que él solo quería ser feliz!

Ahora había tomado responsabilidades que nunca pidió, ahora solo sufría con cada minuto de su existencia, ¿era justo seguir viviendo con ese dolor? Él sabía que no. Y él también reconoció que estaba inseguro de sí mismo, de todo lo que había hecho hasta ahora.

«Shidou... a pesar de lo problemático que soy y que fui... a pesar de todo lo que hice, y de cuanto lastimé... la única persona que me amó a pesar de todo... fue mi madre».

El muchacho corrió en dirección al centro al entrar a un callejón, saltó para subirse a un edificio.

—Eloha-Va-Daath (Dios y el saber). —Se vistió con su Vestido Astral, esa armadura dorada al estilo medieval, como si fuera un caballero sagrado de épocas lejanas, estaba completa a pesar de que Shidou la había destrozado—. Yo no pedí esto... este poder no me pertenece, Mikael.

Guía para enamorar a un espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora