Cuenta conmigo

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En el curso de la vida, la pasamos viviendo con pasos agigantados. Puede que no se note, pues cada quién solo vive su vida y solo puede verla desde solo una perspectiva, por eso cada quién piensa cómo quiere, una característica única del ser humano. ¿Por qué vivimos con pasos de gigante? Porque el ser humano es tan increíble que puede adaptarse a lo que sea, se modifica a sí mismo, vive más de una vida, cambia, evoluciona. Hoy puedes ser una persona, en esta etapa que estás viviendo, y después eres otra, una etapa acaba e inicia una nueva, ¿eres el mismo? No, pero lo más seguro es que pienses y te creas que lo eres.

Hay etapas de nuestras vidas que no queremos repetir, no queremos ni pensar en ellas. Y cuando estamos de nuevo en una etapa difícil, complicada y que requiere ya de tomar una decisión o decisiones de peso, nos excusamos de lo que haya a la mano para simplemente decir: "Luego lo veo" o "eso no importa ahora" o tal vez "cuando tenga tiempo", y entonces aplazamos las cosas, escapamos de ellas, recurrimos a lo que sea para alejarnos de los problemas; a veces es voluntario y otras, involuntario.

La información que Reine le había dado a Kotori era para pensar un rato, sobre todo porque era una situación delicada para Shidou, pero era algo que la comandante no podría entender, no había pasado por un problema que no pudiera enfrentar o que, más bien, no quisiera enfrentar.

—Shidou... ¿responder de manera violenta? Él no lo haría.

—No es algo a tratar de forma ligera, Kotori. Sé que parece algo extraño que te diga eso de Shin, pero hay que tomar medidas de control.

—¿Crees qué no debí de involucrar a las chicas con esto? —Reine se mantuvo callada por unos momentos, después habló:

—No es eso, creo que de todas formas, terminarían involucrándose solas. Shin sabe todo lo que pasó y él es el único que quedó en pie después de la explosión. Además, esto es un gran distractor.

—Sí, lo entiendo. Ese nuevo espíritu... tú viste sus lecturas, ¿cómo fueron? —Ella bebió otro poco de café y le señaló un asiento vacío.

—Siéntate, creo que esto será una plática larga. Cuando estuve monitoreando las lecturas, había rechazo hacia los demás, como pasó con Miku y Tohka cuando recién conocían a Shin. Hubo un momento en la pelea que eso evolucionó a un nivel superior, es la primera vez que vi lecturas tan negativas en un espíritu.

—¿Más altas que las de Miku?

—Sí, mucho más altas. De hecho, fue un equivalente a lo que Tohka experimentó cuando vio a Shin morir, pero justo en ese momento, en el que él debió de cambiar a su forma alternativa, sucedió algo extraño. —Ante la mirada de seriedad de ella, la comandante parpadeó varias veces.

—¿A qué te refieres?

—Las lecturas se estabilizaron en cuestión de segundos, fue cuando llamó a su ángel, Mikael. Se mostró un patrón que no había aparecido hasta ahora: el de indiferencia.

—Espera... ¿No fue ningún error?

—No, y sin importar lo que le hacían o le decían, los números no cambiaron. Se mantuvo indiferente a todo en cada momento, como si no fuera... un ser vivo.

—¿Y cómo vamos a enfrentarnos a eso?

—No lo sé, tampoco sé cómo entró en ese estado. Tendría que analizarlo, pero eso es imposible y Shin ahora está indispuesto... cierto, Kotori, necesito que me digas una cosa.

—¿Qué es?

—Shin... ¿Él piensa en salvar a este espíritu? —Por un momento, la chica iba a dar una carcajada pero se detuvo porque recordó lo que Shidou había dicho en el desayuno.

Guía para enamorar a un espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora