¡Encuentro explosivo!

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Durante las tres semanas restantes de entrenamiento, Shidou se la vio difícil para aprender a pelear debidamente con una espada, en ese tiempo no aprendió mucho de Mana pero ella misma le dijo que se compensaba con la fuerza y velocidad obtenidas por sus poderes de espíritu. Miku se esforzó lo suficiente para enseñarle a hacer terremotos espaciales, una técnica que se podía lograr con solo usar las emociones y cierta concentración. Él intentó pero apenas y logró hacer uno pequeñito que no hacía ni cosquillas, Miku le perdonó todas sus fallas e intentó animarlo de todas las formas pero se veía que su cariño estaba más decidido a pelear con todo lo que tenía contra Battery, incluso había dejado la escuela, era extraño para todos y no podían quejarse, no entendían tampoco.

Las tres semanas volaron y en un edificio de pequeños apartamentos, en el baño, Satou se daba una ducha. El agua de la regadera le movía el cabello constantemente y él se sentía un poco mareado. Tenía dos días que había recobrado la consciencia. Parecía tener resaca.

El edificio de apartamentos en el que estaba, no le cobraba en absoluto, tampoco era el único ahí, habían muchas personas más y el cuarto no era la gran cosa; tenía un ropero pequeño con espejo, un baño, una cama, un ventilador y una mesita con una silla, además de un cesto de basura en el baño. Por suerte tenía un pequeño balcón para tener una buena vista de la ciudad. Este edificio había sido creado por el gobierno para cuando hubieran terremotos espaciales, si tu casa era destruida podías acudir a este edificio de apartamentos para estar ahí hasta que tu casa fuera reconstruida.

Después de todo, ¿irás?

El chico cerró la llave y se puso la toalla encima. Salió para secarse bien y ponerse su ropa mientras Mikael esperaba respuesta de manera paciente.

—Sí. Son gratis, no puedo desaprovechar la oportunidad de ver a Miku en el teatro de la ciudad.

Volverás a encontrarlos, es un presentimiento. Necesito saber algo.

—Si eso pasa... —Satou se puso una sudadera naranja, pantalones de mezclilla y zapatos deportivos rojos. Ni siquiera se peinó pero se quedó viendo al espejo, en él apareció la cara de Itsuka Shidou—. ¿Qué quieres saber?

Sé lo que estás pensando. ¿Todavía quieres matar a ese espíritu?

—Tohka —dijo con cierto pesar, recordando cómo ella se había disculpado por lo que había hecho—. No estoy del todo convencido. Me siento muy confundido, mi vida no volverá a ser la misma si la mato, pero si no lo hago... desde que desperté, me he sentido vacío. Los espíritus... ellos no son como nosotros, ¿verdad?

No. Creo que somos los únicos que podemos hablarnos de esta forma.

—En ese caso, ellos no entienden cómo controlar sus poderes, ni siquiera yo puedo hacerlo sin ti. Es por eso que destruirían la ciudad y miles de personas como... mis padres. —Satou agachó la cabeza y jaló aire, se sobó su cara un poco y después tomó su celular para ver una foto en la que estaba con sus padres, se arrodilló y juntó sus palmas para rezar—. Perdónenme, sé que esto no es lo que quisieran. Quisiera tener su consejo una vez más, como cuando lo desperdiciaba, ahora ya no hay nadie que se preocupe por mí, pero aún tengo fe. Fe en que ustedes... aunque sea en otro mundo, están preocupados por mí, tengo fe en que están ahí, esperándome. No sé qué hacer, quisiera que estuvieran aquí para regañarme si estoy equivocado... ¡No saben lo mucho que los extraño! Mikael...

¿Qué?

—No me dejes, no hasta que le haga un buen uso a estos poderes. Mikael, tu pregunta... voy a detener a los espíritus, a todos ellos, incluso si eso significa dejarlos inútiles para todas sus vidas y entonces. —Sato se levantó y tomó su celular para ver que ya eran las 7:30 de la noche, el concierto empezaría a las 8:30. Apagó el celular—. Seremos libres, creo que tú tampoco quieres estar retenido aquí conmigo, ni yo quiero seguir aquí.

Guía para enamorar a un espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora