Capítulo 16 | Cerca de la Verdad

23 11 0
                                    

Matthew Walker

-:-- pm ~ SAB 21/11/2037 ~ Zona Desértica.

Ya habían pasado varias horas desde que Clemence cayó en el cañón. No logramos conseguir alguna forma segura para bajar, así que luego de huir del numeroso grupo de mutantes, nos resignamos. Decidimos bordear el cañón hasta que finalmente encontramos una forma de cruzar al otro lado, era un puente compuesto de rocas gigantes de distintos tamaños que se encajaban perfectamente unas en otras. No teníamos otra alternativa, tendríamos que caminar y caminar hasta que encontrásemos una bajada alterna hacia el cañón, para poder encontrar a Clemence.

—¿Creen que esté bien? —preguntó Sarah, con un dejo de preocupación en su voz.

—Estamos hablando de Clemence... —afirmé— Obviamente que va a estar bien.

«Tiene que estarlo...»

—Exaaacto... —dijo Albert— Estamos hablando de la asesina serial, duh —Albert hizo un gracioso ademán con su mano.

—Oigan, chicos... —Christina se detuvo en seco— ¿Están viendo eso? —dijo ella, señalando una pequeña estructura triangular que se podía observar a lo lejos. Probablemente se trataba de alguna clase de pirámide.

—Vamos para allá... —dijo Alessia— Algo me dice que encontraremos algo allá.

—¿Ahora tienes poderes adivinatorios? —preguntó Mia, aunque sonó más como una afirmación.

—Obviamente, querida —dijo Alessia, con lo que yo llamo su "tono de rubia fresa". Lo usaba de vez en cuando a modo de broma.

Albert se rió un poco. Maxim los observaba extrañado.

Luego, empezamos a caminar hacia esa pirámide, la cual estaba bastante más lejos de lo que parecía. Podía observarse perfectamente el sol ocultándose detrás de la pirámide, ya estaba por caer la noche. La temperatura comenzó a descender poco a poco, a medida que el sol se ocultaba, disminuyendo también nuestra capacidad de ver el entorno con claridad.

Finalmente, la noche había caído y la oscuridad reinaba el lugar, no había luna, ni estrellas; el cielo estaba completamente nublado, y los constantes truenos indicaban que una gran tormenta iba a estallar en cualquier momento. A medida que se intensificaban los estruendos, la temperatura comenzó a ascender un poco, era extraño. No hacía calor, pero tampoco hacía frío.

No tenía sentido, era de noche y estábamos en medio de un desierto, deberíamos estar temblando del frío.

—¿Ok? ¿Qué está pasando? —preguntó Christina, quién probablemente también estaba pensando en lo extraña que era la situación.

—¿También lo notaste, no? —preguntó Maxim.

—Sí, es realmente extraño... —dije.

—Sea lo que sea, pregúntenle a Alessia, ella es adivina, debería saberlo —dijo Mia, con un obvio sarcasmo en su voz.

Alessia iba a responder, pero justo en ese instante, un gran relámpago impactó en la arena, aproximadamente a unos cinco metros de donde nos encontrábamos.

—Oh no, recuerdos de Vietnam... —dijo Albert en tono de broma.

Parecía como si los cielos fuesen a abrirse en dos en cualquier momento, y un océano fuese a descender con toda su furia.

—Creo que deberíamos apresurarnos —dije, comenzando a trotar hacia la pirámide.

—Estoy totalmente de acuerdo —dijo Albert, observando el cielo con preocupación.

Experiment 407bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora