Capítulo 11 | El Trigésimo Octavo

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-:-- pm ~ MIE 18/11/2037 ~ Zona Nevada.

—Entonces... ¿Crees que somos treinta y ocho personas encerradas en este lugar? —preguntó Sarah.

—Sí, nos hicieron creer que éramos treinta cuando había uno más, el Trigésimo Primero... —Expliqué— Así que tiene sentido el hecho de que nos hayan ocultado esto todo este tiempo.

—Esperen un momento... —Maxim hizo una pausa— ¿Trigésimo Primero? ¿No éramos treinta?

—Oh, cierto. Verás... —Entonces, comencé a explicarle de mi encuentro con aquel misterioso sujeto, cuyo uniforme tenía grabado el número 31.

—Vaya... —Maxim se quedó pensando algo unos segundos.

—Creo que Matthew tiene razón... —dijo Clemence— Es la única explicación que se me ocurre para que alguien haya ocultado esa nota, tal vez querían que nos enterásemos de que hay ocho personas más, tal vez sea algo relevante...

—Esperen, si somos treinta y ocho, pero nos lo están ocultando... ¿No debería haber secciones ocultas? —Inquirió Maxim.

—Bueno, cada uno de nosotros salió de una Sección... —dije— Se suponía que éramos treinta así que solamente hay treinta, al menos eso nos hicieron creer, pero... En caso de que realmente hayan ocho personas más aquí adentro, tendría sentido de que hubiesen al menos ocho secciones ocultas.

—La cosa es... —dijo Clemence— ¿Dónde están?

Entonces nos quedamos en silencio, pensativos. Hay muchos secretos ocultos en este lugar, ni siquiera sabemos dónde estamos, ni qué estamos haciendo exactamente, nos están ocultando una gran parte de toda la información. Tenemos que descubrir la verdad a como dé lugar.

—¿Acaso soy la única a la que le explotó el cerebro? —preguntó Sarah.

—No, no eres la única. Hace unos días ni siquiera me imaginaba que existieran implantes robóticos tan avanzados... —dije— Esos últimos mutantes que nos encontramos, estaban conectados por una red neuronal o algo así como una conciencia colectiva... Pero era muy avanzada para ser una inteligencia artificial, casi como si de animales normales se tratase.

—Bueno, no es como si estuviésemos en el año 2017, en donde los avances en robótica eran bastante primitivos, era de esperarse que pronto saliera algo así... —Clemence hizo una pausa— Lo que no encaja es que no había rastro de tecnología que pudiese mezclar la mente de un ser vivo con esa red de inteligencia avanzada.

—La cosa cada vez se pone más rara... —comentó Maxim.

—Bueno, qué más da. Sigamos caminando para despejar nuestras mentes... —dijo Sarah— Tal vez se nos ocurra algo.

—Vamos por aquí —dijo Clemence avanzando hacia nuestro siguiente destino.

El viento era lo único que se escuchaba a medida que volvíamos a adentrarnos en el bosque. Nuestras mentes estaban procesando la información que acabábamos de recibir. De un momento a otro, nuestro mundo había cambiado; un día estábamos en la universidad viendo clases y al otro no sabíamos en donde demonios nos encontrábamos. Ni tan siquiera sabemos qué hora es, ni cuando regresaremos a nuestras vidas normales.

Estamos tan adentrados en el túnel, que no podemos ver la luz que hay al final del mismo, y aunque no la veamos, ésta cada vez se aleja más y más de nosotros. Estábamos siendo atrapados por un agujero negro, la singularidad cada vez nos alejaba más del exterior, el espacio se hacía infinito, y sólo podíamos ver oscuridad alrededor.

El sonido de un cuchillo atravesando la corteza del árbol que se encontraba a mi derecha me alejó inmediatamente de mis pensamientos, todos nos sobresaltamos al instante, tratando de ver qué nos atacaba esta vez. Pero, no lográbamos encontrar a nuestro atacante. El denso bosque no nos dejaba ver mucho más allá de un par de metros.

Experiment 407bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora