Capítulo 26 | Desesperación (Parte 5)

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7:37 am ~ JUE 26/11/2037 ~ Seattle, Washington.

—Acabo de tener un déjà vu increíble —dije, recordando el sueño que había tenido ayer.

Entonces recordé lo que pasaba a continuación.

—¡Vamos! ¡Escóndanse detrás de esos autos! —exclamé.

Y justo a tiempo...

Un grupo numeroso de soldados venía subiendo a toda velocidad hacia la autopista, eran al menos veinte de ellos, todos armados con los dardos tranquilizantes.

—¿Cómo sabías que...? —preguntó Mackenzie, pero la interrumpí.

—Digamos que tuve un sueño en donde todo esto pasaba —dije.

—¡¿Qué?!

—¿Ahora eres vidente además de adivino? —preguntó Mia en tono de broma.

—No es buen momento para bromas —dijo Clemence.

—Siempre es buen momento para bromas —dijo Chris, sonriendo.

Comenzamos a correr entre los carros, tratando de escondernos detrás de ellos, era cuestión de tiempo para que los soldados nos encontrasen.

Cuando eso sucedió, comenzaron los disparos.

Clemence les disparaba hábilmente con la AK-47, apuntando a partes vitales de los soldados, para así poder acabar con ellos rápidamente. De esa forma no sufrían más de lo necesario, y ahorrábamos municiones.

Los dardos pasaban peligrosamente cerca de nosotros mientras huíamos, nosotros por nuestra parte, hacíamos todo lo posible para evitarlos. No podemos dejar que ninguno nos toque, debido a que no sabemos con exactitud qué tanta dosis tiene en cada dardo. Podrían hacer falta diez, o podría tan sólo necesitarse de uno para dejarnos inconscientes.

Cada vez avanzábamos más, lento, pero seguro. Nos las estábamos apañando bastante bien, el único problema era que, tan rápido como los soldados caían, más soldados llegaban a tomar sus lugares.

—Tengo un plan... —dijo Clemence, quien dejó de disparar. Maxim, Alessia, Christina y yo respondíamos al fuego enemigo mientras escuchábamos su plan— Ustedes correrán hacia aquel auto —Clemence señaló un vehículo que estaba bastante lejos, había un tramo de la autopista relativamente libre de vehículos, cosa que podía llegar a ser un problema—, yo me quedaré aquí unos segundos más y lanzaré unas cuántas granadas para destruir la autopista, así no podrán perseguirnos.

—Ten cuidado, Clemence —dije observándola, mientras nos preparábamos para correr hacia aquel auto, que estaba considerablemente lejos.

—Iré justo detrás de ustedes —dijo Clemence.

Entonces comenzamos a correr, a correr más rápido que nunca, si no lo lográbamos, probablemente no podríamos escapar de esta. Nuestras vidas dependían de que el plan funcionase. Clemence, por su parte, lanzó tres granadas adhesivas y entonces, salió corriendo hacia donde estábamos nosotros. Ya casi llegábamos al carro cuando de pronto, una munición explosiva se adhirió al vehículo que teníamos justo en frente. Una francotiradora había disparado aquella bala.

—¡Al suelo! —exclamó Chris, quien fue el primero en fijarse de aquella bala.

Sarah, Chris y yo nos encontrábamos más cerca de la explosión, lo que nos dejó un poco aturdidos, con el típico pitido en los oídos. Continuamos corriendo hacia el siguiente vehículo y nos escondimos detrás de él. Tres explosiones tuvieron lugar detrás de nosotros, ocasionadas por las granadas de Clemence.

Experiment 407bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora