Capítulo 13 | La Zona de Tormentas (Parte 3)

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-:-- pm ~ VIE 20/11/2037 ~ Zona de Tormentas.

—¡Ayuda! —Un desesperado grito masculino pudo escucharse al final, provenía del otro lado de la puerta metálica.

—¡Hay alguien allá adentro! —exclamó Sarah, totalmente desconcertada.

—¡Tenemos que ayudarlo! —chilló Mia.

Aquella persona que estaba al otro lado, comenzó a golpear repetidamente la puerta con su puño.

—¡Aguanta! —exclamé— ¡Vamos en camino!

—¡Apresúrense! —gritó la voz desesperada— ¡Ahí viene!

Nos detuvimos a pocos metros de la puerta, y entonces, Clemence sacó su arma de balas explosivas, y apuntó hacia la puerta.

—¡Apártate de la puerta, la vamos a tumbar! —exclamó Clemence.

Quién sea que se encontraba allá adentro, dejó de golpear la puerta, debió haberse apartado para que pudiésemos rescatarlo. Clemence disparó, la bala explotó segundos después, llevándose consigo a la puerta y a los bombillos que estaban en el techo.

Luego de que el humo se disipase, vimos como la puerta se había abierto, revelando lo que realmente había estado todo este tiempo del otro lado.

Era un ser monstruoso, totalmente anormal. No se parecía a ningún animal o criatura que se haya descubierto, tenía que haber sido creada en un laboratorio. Aquella cosa cuadrúpeda debía medir al menos 2 metros de longitud. Su piel era de un color rojo traslúcido que dejaba ver sus fibras musculares a través de ella. Cada una de sus cuatro extremidades terminaba en tres dedos con garras, con un cuarto dedo situado hacia atrás. Su cabeza era alargada, y parecía no tener ojos, sus grandes fauces estaban delineadas por una franja de color rojo, y poseía varias filas de colmillos, los cuales debían medir al menos 6 cm de largo, y parecían emitir un ligero brillo. A lo largo de su espina dorsal podían observarse varias crestas que debían superar los 16 cm de longitud. Aquella criatura era completamente anormal, una aberración mutante que parecía estar hecha para matar.

Lo peor de todo, es que aquella criatura no estaba sola. Había dos cosas idénticas a su lado.

—¡¿Qué mierda son e...?! —exclamó Albert, pero fue interrumpido por Clemence.

—¡Al ascensor, ya! —exclamó, luego de dispararles una bala explosiva a aquellas aberraciones.

Comenzamos a correr lo más rápido que nuestras piernas nos lo permitían, para lograr llegar en poco tiempo al ascensor. Debíamos subir uno por uno, para poder llegar a esas escaleras y escapar de este lugar cuanto antes. Pero, aquellas cosas no se quedarían atrás.

—¡No nos dejen aquí! —dijo una voz femenina, proveniente del final del pasillo.

—¡Ellos nos matarán! —exclamó una voz masculina.

Y entonces, el humo causado por la bala explosiva se disipó, revelando a cinco de esas criaturas que venían corriendo hacia nosotros.

—¡¿Esas cosas son las que están hablando?! —chilló Christina, horrorizada.

Ya estábamos todos en la cabina del ascensor. Mia y Sarah habían sido las primeras en subir, Maxim estaba ayudando a Christina a subir, mientras, Alessia, Albert, Clemence y yo les disparábamos a esas cosas que, en definitiva, no eran de este mundo.

—¡No nos hagan daño! —exclamó una voz femenina que pude reconocer inmediatamente. Era la voz de Christina, sí. La cosa era que, ella no había movido sus labios en lo absoluto. La voz provenía de aquellas criaturas.

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