Capítulo 26 | Desesperación (Parte 2)

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2:54 pm ~ MAR 24/11/2037 ~ San Francisco, California.

—¿Están listos para cantar a todo pulmón? —preguntó Alessia.

—Esta fiesta apenas comienza —dijo Christina, sonriendo.

If I Lose Myself Tonight —la versión de Alesso— comenzó a sonar a todo volumen y nosotros empezamos a cantar, mientras íbamos a toda velocidad por las calles de San Francisco, con el sol iluminándonos y el aire golpeando nuestros rostros.

Decidimos que nuestra primera parada sería en el «City Hall». El ayuntamiento, es un sitio histórico bastante famoso que nos quedaba de camino, por lo que decidimos ir a echarle un vistazo y tomarnos unas cuantas selfies.

Nuestro trayecto hacia el City Hall, podría resumirse en nosotros cantando, hablando y riendo. No puedo obviar una parte muy importante, en la cual Alessia, Christina y Mía estaban gritando a todo pulmón la letra de una canción de Taylor Swift. ¿Cómo olvidar la parte en la que Mackenzie casi estrella el vehículo por estar peleando con Barbara? Chris y yo nos reímos tres siglos por eso.

«Sí, mis amigos son unos completos locos»

Finalmente llegamos a nuestro destino, así que comenzamos a bajar de los autos. Al bajarme, fui rápidamente hacia el convertible rojo en el cual estaba Alessia, debido a que tenía una idea en mente. Ella estaba desconectando el iPod de las cornetas.

¿Voulez-vous sortir de la voiture, madame? —dije en tono de broma mientras le abría la puerta a Alessia.

Bien Sûr, Monsieur —Alessia me siguió la broma, sonriendo.

«Y ahí se fueron nuestros conocimientos de francés»

Todos se nos quedaron viendo extrañados. Chris, Mack y Jessy comenzaron a reírse un poco, mientras Barbara los miraba sonriendo y negando con la cabeza.

Creo que se acordaron de algo que pasó hace tiempo...

—¿Recuerdas cuando...? —comenzó diciendo Chris, entre risas.

—Tu tía millonaria... —continuó diciendo Jessica.

—¿Lo del chofer? —pregunté, una vez pude recordar eso a lo que se referían.

—¡Si! —dijo Barbara, quien estalló en una gran carcajada.

—Ok, no entiendo nada —dijo Mia.

—Tu nunca entiendes nada —dijo Clemence.

—Buen punto —dijo Maxim.

—Bueno, ya estamos aquí... —dijo Alessia— Veamos el lugar, tomémonos unas cuantas selfies y vámonos de aquí. No tenemos todo el santo día.

—Siempre tú de aguafiestas —dijo Christina.

—¿Pero si me van a explicar lo del chofer y la tía millonaría, no? —preguntó Mia.

Decidimos caminar alrededor del lugar, para darle un vistazo, no llegamos a entrar al ayuntamiento. Nos tomamos varias fotos y les contamos a todos lo del chofer de la tía millonaria de Mackenzie.

Su tía estaba llegando a visitar a Mack, era navidad. Ella tenía un vaso de cappuccino con el logo de Starbucks en su mano, entonces se lo dio al chofer para que se lo sostuviese mientras le abría la puerta. Cuando el chofer le iba a devolver el vaso, accidentalmente se le resbaló de las manos, y el líquido terminó cayéndole encima a la tía de Mackenzie. El café había manchado el carísimo vestido de la tía de Mackenzie, que, además, era de color blanco. Y lo peor no fue el hecho de que se ensuciase el vestido, sino que el café estaba muy caliente y la tía de Mackenzie comenzó a gritar y a maldecir en voz alta.

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