Hola.
Les traigo un nuevo fic que esperor que les guste, no voy a hacer promesas con respecto a actualizaciones ni nada por el estilo.
Sé que tengo muchos fic's en proceso, pero hay veces que otras ideas no me dejan tranquila hasta que las escriba, y ésta es una de esas.Disfruten el fic.
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En el ambiente se podía sentir el suave aroma a vainilla proveniente de una de las velas aromáticas que encendió para que le ayudara relajarse de a todo ese estrés producto de la oficina, y si era así siendo un aprendiz de su padre, no quería ni imaginarlo cuando toda la responsabilidad cayera sobre sus hombros, pero era el precio que tenía que pagar por ser el hijo mayor.
No había pedido esa responsabilidad, pero qué más quedaba, y parecía un premio cuando en un sábado en la mañana, luego de haber estado en un desayuno importante para cerrar un negocio, ahora podía estar dentro de la tina disfrutando del agua, ¿por qué no fue el hijo menor?, al menos Chan Yeol no tenía que pasar por eso, y podía ser el músico sin talento que tanto deseaba, o bueno así lo llamaba él para no reconocer que su hermano era talentoso.
No le sorprendió cuando escuchó la puerta de su apartamento abrirse, ya que suponía que se trataba de la mujer que limpiaba y cocinaba para él, alguien que fue contratada por su propia madre, porque no podía dejar que su "bebé" viviera solo y se alimentara de la misma manera, y en eso no iba a oponerse, porque desde pequeño siempre acostumbró que alguien más hiciera las cosas para él, pero en su defensa podía decir que ahora sabía freír un huevo.
Tan malo no era cocinando, no desde que vivía solo, preparaba su propio desayuno, y lo que más amaba era hacer el café, colocaba el agua en la cafetera, el café molido y listo, dentro de poco todo estaría listo.
Cuando sintió que ya estuvo todo lo necesario dentro del agua, terminó de bañarse y salió del baño hacia la habitación, y casi tuvo un colapso al ver a un niño saltando sobre su cama, quien ni siquiera pareció notarlo ya que siguió haciéndolo hasta que su voz salió fuerte y enojada por lo que estaba viendo.
—¡¿Quién mierda eres y qué haces aquí?! —gritó.
El niño se asustó e intentó sujetarse de las mantas cuando su cuerpo cayó muy al borde de la cama, llegando al suelo con un golpe que sonó demasiado fuerte, seguido del llanto del niño y la mujer que él conocía bastante bien, entró viéndose preocupada mientras corrió hacia el niño que ahora lloraba.
—Lo siento, joven Min Ho —se disculpó la mujer.
Ella bajó la mirada cuando vio que Min Ho sólo llevaba una toalla amarrada en su cintura, y tomó a su hijo del suelo, intentando consolarlo para que dejara de llorar, mientras rogaba internamente no ser despedida, porque de ser así estaría en serios problemas, y ya en casa iba a regañar al niño, porque ella fue clara al pedirle que no hiciera travesuras, ni siquiera imaginó que en un momento de descuido éste entraría a la recámara principal y ahí estaban las consecuencias.
—Tae Min, ¿qué hacías aquí? —ella preguntó enojada —te dije que te quedaras en donde pudiera verte.
El niño frotó sus ojos mientras lloraba más fuerte por ser regañado y, Min Ho empezaba a sentirse un poco mal consigo mismo por haber gritado al niño, ya que éste no sólo se había caído de la cama, sino que ahora era regañado, pero no había sido nada grato para él sentir que su espacio fue invadido.
—Joven Choi, de verdad lo siento, no tuve más opción que traer a Tae Min conmigo, la persona que lo cuida no lo pudo hacer hoy y...
Min Ho levantó su mano pidiéndole que detuviera su explicación, ya que no quería escuchar todo lo que tenía que decir, porque había entendido que la mujer no tuvo más opción que llevar a su hijo con ella, aunque seguía sin agradarle haberlo encontrado saltando en su cama.
—Entiendo —su voz fue dura —sólo espero no volver a encontrarlo saltando en mi cama.
—No volverá a suceder.
Ella hizo una reverencia llevándose a su hijo y Min Ho pudo escuchar como el niño fue regañado una vez más, pero no intervino porque ese era un tema que no le concernía, ya que ella tenía derecho a corregir a su hijo como más quisiera.
Luego de vestirse salió de la recámara para buscar algunos papeles que dejó en la sala de estar, viendo como el niño estaba sentado en una silla de la cocina mientras su madre preparaba la comida, y en cuanto Tae Min lo miró, había intentado encogerse en su lugar como si quisiera esconderse de él, que no le prestó mucha atención antes de volver a habitación.
Min Ho suspiró cuando terminó de revisar los papeles, podía percibir el olor de la comida que era preparada, así como una vocecita que estaba cantando una canción infantil que hablaba acerca de unos ositos, y que ciertamente ya lo tenía cansado, pero al ver el reloj se dijo que no tendría que soportarlo por mucho, ya que la mujer se iba a las doce del día y para eso faltaba casi media hora.
El sonido de su puerta al ser empujada llamó su atención, y se encontró con un par de ojos verdes que miraban por el pequeño espacio, y pensó que al ser descubierto el niño iba a irse huyendo de él, sin embargo, éste no parecía entender que no podía volver a entrar, ya que empujó la puerta para hacerlo, caminando lentamente hacia la cama, y se detuvo a pocos pasos de él.
—Perdón —murmuró.
El pequeño niño bajó su mirada al suelo dejando sorprendido a Min Ho, no había pensado que iba a ir a disculparse, mucho menos luego de que hace un momento parecía esconderse de él, pero ahí estaba, el niño de cabello color miel, ojos verdes, piel blanca, disculpándose por sus propias acciones.
—No quería ser un niño malo —él jugó con sus manos —ni que mi mami esté en problemas por mi culpa. ¿Me perdona?
Tae Min extendió su mano ofreciéndole un chocolate que le había insistido a su mamá que le comprara en esa mañana, y aunque tuvo tantos deseos de comérselo cuando lo encontró en su mochila de tortuga que llevó con él, se había dicho que debía dárselo al jefe de su mami para que éste no la despidiera. A sus cinco años había cosas que podía entender, ya que su mamá siempre se lo decía, y sabía que su trabajo era importante.
Min Ho estaba sorprendido porque el niño le ofreciera aquel chocolate, y más al saber que fue por voluntad propia que había ido ahí, ya que la mamá de éste comenzó a buscarlo preocupada, y cuando lo encontró, volvió a disculparse, aunque en ese momento no estaba haciendo nada malo, dijo que su hijo no iba a volver a molestarlo, que intentaría no llevarlo otra vez a su trabajo.
Así fue como conoció a Tae Min, como un niño travieso, pero al final tierno, que le regaló un chocolate a cambio de ser perdonado y que no despidieran a su mamá.
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Encanto letal
FanfictionTaemin sabía que con sólo mover sus pestañas, y dar una pequeña sonrisa que demostrara inocencia y cierta travesura en sus ojos, podría tener a cualquier hombre a sus pies, él había aprendido que podía sacar provecho a su belleza, y no quedarse en e...