Capítulo 12.

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Apoyó los codos sobre la mesa, y poco le importó si eso llegaba a considerarse mala educación, pero estar sentado viendo a las otras mesas no era nada divertido, incluso ya se había terminado una primera copa de vino, y empezaba a considerar que tal vez apresuró las cosas, que no debió de invitar a Taemin a cenar con él, que tal vez debió de pedirle primero a Na Ra para eso, pero no había una excusa para hacerlo.

Esa mañana, como siempre Taemin, había ido a limpiar su apartamento, dándole su dosis de besos a la que ya estaba acostumbrado, y él sólo lo hizo antes de que se fuera, lo invitó a cenar, viendo como una sonrisa apareció en el rostro del chico, que lo besó más efusivo que antes, diciéndole que sí, que iría con él.

Para Min Ho fue fácil conseguir una mesa en un restaurante italiano en el que solía reunirse a veces con su familia y algunos clientes o socios, el lugar le parecía bastante bueno dependiendo de la situación, y creyó que era el mejor para llevar a Taemin, pero cuando vio a los hombres y mujeres vistiendo sus ropas elegantes, le hizo cuestionarse si ir ahí fue una buena idea, porque en ese momento pudo recordar la manera de vestir del adolescente, ya que su ropa no era la más adecuada para estar ahí.

Llegó a decirse que debió de pedirle a Taemin que no usara sus típicos shorts, pero tal vez pudo haberse sentido ofendido si lo hacía, y creyó verlo entrar al restaurante vistiendo tan informal como siempre, pero eso no fue así, ya que cuando el adolescente apareció en su campo de visión, veinte minutos después de la hora acordada, no llevaba su ropa habitual, sino un pantalón de vestir negro, y una camisa del mismo color, que hacía resaltar su piel blanca, aunque también lucir un poco mayor a su edad.

Min Ho se colocó de pie cuando el chico se detuvo frente a él, viendo aquella sonrisa que le decía cuál era la intención de éste, porque si no estuvieran rodeados de tantas personas, Taemin lo habría besado, pero creía que no iba a gustarle a Choi, por eso no lo hizo, pero la expresión en su rostro dejó claro lo que quería.

—Perdón la demora —el adolescente le sonrió —espero que no haya esperado mucho.

Por lo general a Min Ho no le gustaba que las personas lo hicieran esperar, sentía que sólo perdía su tiempo, pero en ese momento no estaba molesto con Taemin porque lo hubiera llegado tarde, de hecho, se sentía muy relajado, quizás era el vino que bebió antes, aunque no podía decir que estaba ebrio, tal vez debía de beber toda la botella para estarlo.

—No te preocupes, toma asiento por favor.

Si esa hubiera sido una cena con Chae Young, habría abierto la silla para ella, pero en esa ocasión prefirió no hacerlo, no sabía cuán extraño resultaría.

No tuvieron que esperar mucho antes de que un camarero se acercara a ellos con la carta, la misma que Min Ho había tomado antes sólo para pedir el vino del que ya había bebido, y aunque se considerara el licor no era para los menores de edad, sólo por esa noche él iba tener la responsabilidad, dejándole beber a Taemin una copa de vino para acompañar la cena.

El adolescente pasó la mirada por todos esos nombres de los que ni siquiera la mitad tenía idea de lo que era, y pidió lo que le llamó la atención, sin darle importancia a los precios excesivos, ya que no era él quien pagaría, y sonrió feliz cuando descubrió a Min Ho mirándolo por encima de la carta, porque ahora creía que todo el tiempo que se tomó demás, valió la pena.

Había asaltado el armario de Min Seok buscando la ropa más adecuada para esa cena, ya que sabía que no podía ir con sus típicos shorts que estaría fuera de lugar, porque todos en la ciudad, aunque no hubieran comido ahí, sabían lo elegante y costoso que era el restaurante, y creyó que no debía de ir tan informal y permitir que lo juzgaran, por eso había tomado la ropa más adecuada que encontró en el armario de su mejor amigo.

Encanto letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora