Capítulo 10.

1.9K 208 25
                                    

La siguiente vez que Min Ho vio a Taemin, lo que menos esperó fue que éste corriera hacia él, saltando sin darle tiempo de siquiera reaccionar, casi haciéndolos caer a los dos, porque el chico estaba con sus piernas alrededor de su cadera, sus brazos en su cuello y sus labios no dejaban de dar besos cortos sobre los suyos, parecía tan emocionado, que por un momento Choi olvidó que ese día no era sábado, sino lunes y que el adolescente no debería de estar ahí.

Taemin había estado pensando todo, y creyó en un principio no ver a Min Ho hasta el siguiente sábado, ya que de esa manera estaría deseoso de verlo, pero luego de hablar con Min Seok, y que su amigo le recordara que no debería de ilusionarse, porque un día Choi correspondía a sus besos y al siguiente lo rechazaba, fue lo que le hizo darse cuenta que no podía darle tiempo de pensar las cosas, aunque en ésta ocasión no iba a sugerirle nada sexual, que parecía ser lo que siempre lo regresaba sobre su moral.

—Min Ho, lo extrañé tanto.

No le dio tiempo de responder, porque sus labios volvieron a estar sobre los de Min Ho, en ésta ocasión tomándose más tiempo en el beso, sintiendo como una vez más Choi parecía frío ante él, y que le hizo alejarse un poco preocupado, porque a pesar de que no había sido apartado, creía saber lo que vendría, ya que Min Ho actuaba así cada vez que lo rechazaría.

Estaba por alejarse de Min Ho cuando sintió como las manos de éste se posaron sobre sus piernas desnudas, ya que las marcas que tenía habían desaparecido y pudo regresar a usar sus shorts que tanto le gustaban.

Una de sus manos subió hasta el cabello de Choi, halándolo suavemente cuando sintió sus labios corresponderle al beso, y sin dudar demasiado delineó con su lengua el labio inferior de Min Ho, pidiéndole acceso a su boca, sin embargo, lo que consiguió fue que éste mordiera lo mordiera, arrancándole un gemido, que fue seguido de una risita para ocultarlo.

Taemin buscó que Min Ho lo soltara para poder bajarse, tomando de inmediato su mano y lo guió hasta el sofá, en donde lo empujó y se sentó sobre él, con sus piernas a cada lado de su cadera, volviendo a buscar sus labios, en un beso demandante, pero recordándose que no podía pasar de los besos, porque cada vez que lo hacía lo único que significaba era retroceder.

Min Ho suspiró en mitad del beso, sintiendo como una vez más la lengua de Taemin estaba pidiéndole acceso a su boca, y en ésta ocasión no se negó, sin deseos de preguntarse sobre cómo llegó ahí, porque él había estado determinado a decirle al chico que todo fue un error, pero fue tomado por sorpresa y ahora no estaba seguro de poder o mejor dicho, querer detenerse.

Casi no reconoció su propia voz cuando gimió en el momento que sintió a Taemin inclinarse más sobre él, moviendo suavemente su cadera de forma circular, haciendo que su cuerpo comenzar a reaccionar de una manera en la que no estaba de acuerdo, porque su consciencia volvió a estar presente, diciéndole que debía de detenerse, porque el chico era sólo un niño.

—Min Ho, de verdad que deseaba tanto verlo —jadeó Taemin —estaba pensando en usted todo el tiempo, que hoy ni siquiera pude prestar atención a clases.

—Taemin... —jadeó.

—Traje algo para usted.

Aunque no quería hacerlo, se levantó de las piernas de Choi, dándole una mirada un tanto traviesa cuando se dirigió a su mochila que estaba casi en la puerta del apartamento, buscando dentro uno de los bolsillos un chocolate que había comprado poco antes de ir ahí, y la idea llegó cuando vio a Jong Dae regalarle uno a Min Seok, porque su amigo sonrió tan amplio, que creyó que podía funcionar con Min Ho.

La sonrisa que antes le dedicó a Choi, sólo creció cuando notó a éste mirando sus piernas, y casi corrió de regreso llevando su mochila, colocándose en la misma posición de antes, notando la mirada algo curiosa de Min Ho, y se dijo que debía de aprovechar esos momentos, ya que si la idea de que no era correcto lo que hacían estaba presente, todo se arruinaría, y él quería avanzar, no retroceder, porque esa era la última oportunidad antes de rendirse, eso era lo que se dijo.

Encanto letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora