Capítulo 1.

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Se miró en el espejo del ascensor y acomodó su cabello quizás por décima vez desde que salió de su casa, luego pasó su mirada por el lugar buscando si había alguna cámara, sin llegar a observar alguna, sonrió, porque de esa manera no sería acusado de pervertido si se cambiaba en mitad del pasillo.

Pulsó el botón de detenerse y buscó en su mochila un pantalón corto, de aquellos que a su mamá no le gustaba que usara, pero era una batalla que ella ya había perdido, sobre todo en los días en los que hacía mucho calor, porque él los usaría así a su madre no le gustase.

Después de haberse cambiado colocó en movimiento el ascensor, que abrió la puerta en el tercer piso en donde subió un hombre de quizás unos treinta años, y según lo que le había dicho el portero, tenía una novia en el piso nueve, y lo cierto era que a él no le importaba mucho su vida, eso lo sabía un día que estuvo aburrido mientras acompañó a su mamá al trabajo y decidió salir a tomar aire, o eso le dijo a su mamá para que no le reclamara que se había ido sin su permiso.

Volvió a mirarse en el espejo y mordió sus labios buscando que de esa manera se volvieran un poco más rojos y deseables según él, sin prestarle atención al hombre a su lado que parecía sorprendido de ver como se arreglaba una y otra vez, casi modelando en ese reducido espacio, y sólo murmuró una despedida cuando éste bajo en el piso nueve.

Decir que cuando las puertas se abrieron en el piso once no se sentía nervioso, sería mentir, porque sí lo estaba, ya que, aunque el recuerdo no era muy claro, todavía podía acordarse como el jefe de su madre no parecía muy feliz la primera vez que lo vio, aunque con el pasar de los años él había guardado su distancia, y lo saludaba respetuosamente, sin cometer ninguna travesura cuando su mamá no había tenido más opción que llevarlo con ella.

Hizo una mueca en cuanto introdujo la llave en la cerradura, odiaba la idea de que tenía que ir a limpiar aquel apartamento en lugar de su madre, porque uno de sus hermanos pequeños estaba enfermo y prefería ir a hacer la limpieza a quedarse a su cuidado, ya que no quería responsabilizarse si algo más podía pasarle, además de que de esa manera su plan empezaría, luego de que su mamá no había querido llevarlo con ella en el último tiempo porque debía de cuidar de sus hermanos.

Al entrar se dio cuenta que el lugar lucía bastante ordenado, no sólo porque su mamá había limpiado el día anterior, sino porque el hombre casi no pasaba en casa y cuando lo hacía, no ensuciaba demasiado. Volvió a quejarse mentalmente porque su mamá le había dicho que tenía que pasar la aspiradora por todo el apartamento, y en ese momento le hubiera gustado que viviera en el antiguo lugar, ya que ese era más pequeño que el actual.

Fue directo a la cocina y colocó en el refrigerador la comida que su mamá envió ya preparada, porque esa era una de sus obligaciones y, a menos que ella de verdad quisiera ser despedida, iba a pedirle a él que cocinara cuando ni siquiera un huevo sabía freír.

Con cuidado revisó las tres habitaciones, el estudio y cada baño, encontrándose completamente solo, y eso lo decepcionó un poco por un momento, pero luego sonrió al acercarse al equipo de sonido, ya que su mamá nunca le dejaba tocar las cosas cuando iba, pero ahora que estaba solo nadie podría impedirle que colocara música.

Conectó su móvil al equipo y alzó el volumen lo suficiente antes de buscar la aspiradora. Su mamá había sido clara al decir que tenía que aspirar todo el apartamento, y así lo hizo, mientras cantaba y bailaba acompañado de la música que podría haber dejado sordo a cualquiera de lo alto que estaba el volumen, pero al menos de esa manera no se sentía tan presionado con todo el trabajo que tenía que hacer, ¿por qué no pudo ella sólo faltar y listo?

Estaba entretenido en lo que hacía que no notó cuando la puerta fue abierta, y el dueño del apartamento lo veía con el ceño fruncido, porque si bien, sabía que Na Ra, su empleada, no iba a ir y que enviaría a su hijo, no pensó que iba a encontrarlo bailando y cantado mientras aspiraba todo el lugar, además de que la música estaba tan alta que las ventanas estaban vibrando, y aquello le pareció tan molesto, ya que él no acostumbraba un ambiente así, ni que sus cosas fueran tocadas sin su permiso.

Encanto letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora