❝ 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐁𝐎𝐘 ❞ | 𝒉𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆𝒔𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉/𝒕𝒉𝒐𝒓𝒌𝒊 𝑨𝑼

𝐗𝐈𝐈

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Tenía sus largas y delgadas piernas envueltas alrededor de mi desnuda cintura mientras llenaba su pálido cuello de furiosos besos sin pensar en que luego quedarían marcas completamente notorias.

—D—dame más.. ah~

—Mierda, ya voy a acabar.—Movía mis caderas exaltadamente, jadeando agitadamente.

—¡Ah! ¡Joder, justo ahí!—Toqué su punto dulce, cosa que lo volvía loco.

No tuve mas opción que callar sus estruendosos gemidos uniendo nuestras bocas profundamente, haciéndolo suspirar.

No pasó mucho tiempo para que me corriera dentro suyo, acción que hizo que segundos después él hiciera lo mismo.

—Eres genial, papi.—Habló entre jadeos, yo todavía lo tenía en brazos apoyándome en el lavamanos.

—No creas que esto se volverá a repetir en horario escolar.—Respondí bajándolo de mis brazos y acomodándome la ropa.

—No te enojes conmigo, por favor. Tenía muchas ganas de verte y de estar de esta forma contigo.—Me observó detenidamente.—¿Me castigarás?

—Probablemente, bebé. Se nos hace tarde, vámonos.—Respondí dirigiéndome a la puerta.

—Espera, ve tú primero, yo iré después. Así no levantaremos sospechas.—Sugirió.

—De acuerdo, pero no demores ¿Ok?

—Lo prometo, papi.

Salí del baño rápidamente, aun sentía las mejillas coloradas.

Ahora que lo pienso, ¿Cómo había permitido que ocurra una cosa como esa en la escuela?

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1950

Pasó un año y medio desde la muerte de Farbauti. Mi pequeño ya había cumplido 16, para ese entonces dejándome muy en claro que ya había dejado de ser un niño, aún así él todavía dormía conmigo cuando tenía pesadillas.

Sabía muy bien que él quería que supiera que ya se había convertido en un hombre capaz de satisfacerme, sin embargo el seguía siendo el mismo niño travieso que trataba de seducirme día tras día, y sin poder evitarlo aprendí a amarlo así.

Creció, haciendo que con los días aparecieran por la casa diferentes adolescentes que venían a buscarlo con ganas de tener sexo.

Como si fuese una maldita prostituta.

Pero él no sabía que yo estaba enterado de esas visitas. Sempre que tocaban la puerta y él abría me decía que solo eran amigos suyos pidiéndole alguna tontería.
Aún así, él siempre se negaba a cada visita que recibía, para luego regresar conmigo.