"𝙻𝚞𝚣 𝚍𝚎 𝚖𝚒 𝚟𝚒𝚍𝚊, 𝚏𝚞𝚎𝚐𝚘 𝚍𝚎 𝚖𝚒𝚜 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊ñ𝚊𝚜. 𝙿𝚎𝚌𝚊𝚍𝚘 𝚖í𝚘, 𝚊𝚕𝚖𝚊 𝚖í𝚊"
【１９５０'ｓ】
Christopher es un treintañero solitario que no tiene cuando sentar cabeza. Loki, un adolescente tan t...
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Anthony ,, 21:00 p.m.
—Salud.—Dije sonriente, elevando mi copa de vino.
—Salud.—Respondió Steve elevando la suya.
Luego de que Christopher desapareciera por la mañana convencí al muy educado de Steven de pasar el día juntos, aprovechando el hecho de que nadie me dijera que decirle y que no al castaño. Y con nadie me refiero al aguafiestas de Christopher.
¡Solo quería divertirme! Y Steve parecía ser un buen partido, jugaría con él solo por un rato. De todas formas no volveríamos a vernos cuando cada uno de nosotros regresara a casa.
Tenía pensado en convencerlo de tener sexo sin compromisos pero luego de pensarlo bien y analizar la situación pensé que lo mejor seria ir lento. Según sabía era policía y no quería tener problemas con él.
Estuvimos vagando sin rumbo alguno por las calles de la ciudad, hasta que cerca de las nueve de la noche terminamos en un bonito restaurante de la zona en donde decidimos cenar. Perfecto para la ocasión.
—No me parece correcto que estemos celebrando juntos mientras Christopher está en esa mansión. Tengo un mal presentimiento.—Comentó preocupado.
—Relájate, querido Steve. Beach boy sabe cuidarse bien.—Respondí relajado.—¿Fumas?—Pregunté extendiéndole mi cajetilla de cigarrillos.
—Sí, por favor.—Respondió tomando uno para llevárselo a los labios.
Prendí el cigarrillo que descansaba en sus labios y luego el mío, para finalmente guardar la cajetilla y el encendedor en mi bolsillo.
Le di una calada al cigarro pensando en cual podría ser la mejor manera de iniciar una conversación con él.
—Me gusta tu nombre, Steven ¿Tiene un significado en especial?—Indagué.
—No que yo sepa, pero me han dicho que es griego.—Habló, para luego llevarse a la boca un pedazo de la cena, que en su caso consistía en un plato de ravioles con salsa bolognesa.
—¿Griego? ¿Naciste en tierras griegas, querido Steve?
—No, de hecho soy americano. Nací en la ciudad de Nueva York, pero al cumplir la mayoría de edad mis padres me obligaron a hacer servicio militar aquí en Italia. Desde entonces vivo por aquí.—Contó.
—¿Y que haces aquí? ¿Solo eres oficial de policía?—Pregunté, para luego enrollar en el tenedor una pequeña porción de spaghettis y finalmente llevármelo a la boca.
