𝐗𝐗𝐗𝐈

193 23 2
                                    

࿐◞ ゚.*・。゚

Cinco días después ,, Domingo 5:45 a

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cinco días después ,, Domingo 5:45 a.m.

Su bronceado cuerpo reposaba plácidamente sobre el colchón en un sueño tan profundo e inquebrantable como mi atención en él. Su pecho descubierto subía y bajaba con parsimonia, al ritmo de su tranquila respiración, sus largas piernas yacían extendidas sobre la cama, también descubiertas, pues la única parte de su cuerpo que estaba escondida por las pálidas sábanas era su entrepierna. Llevaba un semblante tranquilo, su verde e inquieto mirar descansaba, sus labios se veían tan suaves como siempre y su perfecto cuello se hacía relucir debido a la posición en la que dormía.

Recién empezaban a hacerse notar los primeros rayos del sol, despertando a los mirlos, quienes trinaban animosamente dándose los buenos días entre ellos, y despertándome también a mí, que lo único que me permitía mi exhausto ser era admirar al joven rizado que descansaba serenamente a mi lado, algo a lo que me estaba acostumbrando a hacer.

Era como si en mí hubiese una alarma que lograba hacer que me despertara mucho antes que él, con el propósito de que pudiese apreciarlo con detenimiento mientras dormía, detallando así cada centímetro de su ser. Llevaba horas en ese estado de fascinación que solo su hechizante presencia podía provocar en mí.

No podía evitar pensar en la bonita idea de despertar de esa forma todas las mañanas, con su cautivadora presencia como única y gran compañía. Tristemente, los próximos días cuando despertara al arrebol del alba no lo encontraría a mi lado para admirarlo mientras descansa con parsimonia e ingenuidad, pues ese mismo domingo regresaba a casa el italiano Salvatore, dispuesto a arrebatarme a mi pequeño ojiverde de las manos, quitándome a lo mejor que puedo haber hecho en la vida.
Aún así, me empeñaba en creer que no sería por mucho, estaba convencido en que huiríamos de Perugia juntos, dejando atrás su adúltero pasado con aquellos mafiosos para poder iniciar una nueva vida conmigo.
Por más que deseara que yo desapareciera de su vida para que, según él, yo no pagara sus platos rotos, simplemente no podía alejarme. Ese era el último plan, la última opción, la que no podía ni si quiera considerar por más que él lo quisiera, pues no era más que un suicidio para los dos.

Conservaba las esperanzas, eso es lo último que se pierde, ¿Cierto?

Tan solo deseaba que ese instante fuera sempiterno. Ambos en un mismo lugar, dejando los ajetreos atrás y centrándonos en nosotros, descansando de lo cruel que era la vida real, la sucia sociedad.

Oír su respiración era como disfrutar del inocente trinar de los mirlos, tan armonioso y tranquilo que me incitaba a no dejar de mirarlo jamás, a no abandonarlo una vez más, a seguir llenando aquel agujero vacío que invadía su joven y decepcionado corazón. Eso eran él, una pequeña e inocente alma confundida y decepcionada con la vida. Un ángel con mala suerte.

—¿Christopher?—Me llamó adormiladamente, regresándome a la realidad.

—Buenos días.—Saludé con una pequeña sonrisa.

❝ 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐁𝐎𝐘 ❞ | 𝒉𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆𝒔𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉/𝒕𝒉𝒐𝒓𝒌𝒊 𝑨𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora