𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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Ya habían pasado tres horas desde que nos dejaron solos en aquella mansión

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Ya habían pasado tres horas desde que nos dejaron solos en aquella mansión. Tres horas en las que nos dedicamos a amarnos y a disfrutar del cuerpo del otro sin parar.

Ambos nos encontrábamos recostados en la cama de aquella amplia habitación, exhaustos y aún jadeando de cansancio. Y eso que recién estaba empezando el día.

El ambiente era perfecto. La mañana estaba cálida, la brisa fresca entraba por la ventana y los cálidos rayos del sol bañaban nuestros cuerpos brindándonos algo de calor.

Su cabeza descansaba en mi pecho y sus elegantes dedos trazaban círculos imaginarios en mi pectoral. Por mi parte, yo me disponía a regular mi respiración, mientras que jugaba con sus cortos y dorados rizos.

—Extrañé tanto tu cuerpo.—Comentó, terminando con el cómodo silencio que llenaba la habitación.—Extrañé la tibia sensación de tu piel rozándose con la mía. Te extrañé tanto.—Terminó, mientras envolvía su brazo izquierdo alrededor de mi cintura, abrazándome con ternura.

Correspondí al abrazo, envolviendo mi brazo izquierdo alrededor suyo, acercándolo más a mi desnudo cuerpo.

—Yo también te extrañé.—Respondí suavemente, esbozando una sonrisa

En ese momento se dió la vuelta, de forma que estuviésemos cara a cara y apoyó su rostro en mi pecho, mirándome fijamente. Guardó silencio por unos segundos, probablemente pensando en sus siguientes palabras.

—Hagámoslo una vez más.—Soltó con firmeza, mordiendo su labio inferior.

—¿Otra vez? Llevamos bastantes horas así, dame un descanso.—Me quejé.

—¡Por favor! Quiero recuperar el tiempo perdido ¡Ya sé! Puedo cabalgarte, así no tendrás que hacer mucho ¿Si?—Sugirió emocionado.

—Si que eres insaciable.

Soltó una risita en respuesta, mostrando su blanca dentadura.

—Por favor..—Insistió, haciendo un puchero y poniendo cara de perrito regañado, para luego acercar sus labios hacia mi cuello, repartiendo suaves besos en el.

No podía resistirme a algo así.

—De acuerdo, de acuerdo, pero dame unos minutos para recuperarme ¿Si?—Respondí accediendo a su capricho.

—¡Genial!—Colocó un casto beso sobre mis labios, para finalmente volver a acomodarse sobre mi pecho.

Observé su rostro detenidamente. Si lo pensaba bien, él estaba muy cambiado. Los únicos detalles de su fino rostro que permanecían igual y me ayudaban a reconocerlo en cualquier parte que se encontrar eran: Su mirada, su intenso mirar esmeralda que me cautivó desde un principio, y por supuesto, su sonrisa. Su tierna y bella sonrisa, por siempre llena de vida, capaz de iluminar una habitación llena de espesa oscuridad o capaz de iluminar mi aburrida vida. Ese era su principal efecto en mí, iluminar todos los días de mi vida que pasé con él. Absolutamente todos.

❝ 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐁𝐎𝐘 ❞ | 𝒉𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆𝒔𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉/𝒕𝒉𝒐𝒓𝒌𝒊 𝑨𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora